SORAYA

"Me estoy convirtiendo en la persona que yo quería ser"

La cantante extremeña acaba de publicar un nuevo sencillo, 'El pretendiente', en el que retoma los ritmos latinos

Olga Lerín / Barcelona

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Corría el año 2005 cuando a Soraya Arnelas (Valencia de Alcántara, Cáceres, 1982) 'Operación Triunfo' le cambió la vida. No fue la ganadora de la cuarta edición -se quedó a las puertas-, pero ha sido una de las pocas participantes que ha conseguido labrarse una carrera pasito a pasito. La promoción de su nuevo sencillo, 'El pretendiente', y los bolos le van mantener ocupada todo el verano. Con esta canción, con puntos para convertirse en otro 'hit' las próximas semanas -con perdón de Luis Fonsi y su 'Despacito'- regresa a los ritmos latinos. Para ello, cuenta con la complicidad del artista canario Mister Mimon.

Con 'El pretendiente' recupera la música de baile en castellano. ¿Necesitaba volver a ese registro? Sí, y no es que lo diga yo, es que también lo dice el mercado. Ahora mismo estamos viviendo una oleada de sonido más latino y, obviamente, aunque mi imagen no es latina, porque soy más rubia que las suecas, mis orígenes son latinos. Y está bien que los reivindique.  

Su última incursión en este tipo de música, 'Con fuego', se produjo en el 2013. Ahora la ha potenciado. A mí me resulta curioso que haya gente que le llame la atención que esté haciendo este tipo de ritmos, porque cuando empecé, hace 13 años, saqué un 'single', ‘Corazón de fuego’, que tenía estos sonidos, y más tarde hice un dueto con otro gupo cubano, Santa Fe, en ‘Fruto prohibido’, que también era de este estilo… Puntualmente en mi carrera, y dentro de la música de baile, vuelvo a recuperar sonidos más latinos y luego me embarco otra vez en los electrónicos en inglés. Es mi dinámica.

Vuelve a sorprender su cambio de aspecto. Sí, ahora estoy en una etapa mucho más natural, más divertida, porque llevo muchos años trabajando muy duro por y para mi carrera, intentado hacerme un hueco y ganarme el respeto del público… En este año 13 de mi trayectoria, que es el mismo que me vio nacer, porque yo nací un 13 de septiembre, he empezado a disfrutar de mi vida y de mi carrera y a darle importancia a las cosas que realmente la tienen, a quitarme una mochila de exigencias conmigo misma.

Es decir, hay un antes y un después en Soraya y esa línea la marca el nacimiento, en febrero, de su hija Manuela. Sin duda, la llegada de un hijo a una familia significa un antes y un después. He cumplido un sueño, porque tenía muchas ganas de ser madre. Obviamente, es muy duro, eso no se lo puedo negar, sobre todo cuando no tienes a tu familia cerca para que te ayude. Tengo una responsabilidad con mi hija para darle la educación que se merece y pueda crear un mundo mejor el día de mañana. Pero, sobre todo, ahora mismo lo que quiero que ella entienda es la palabra amor, el cariño, la afectividad que tenemos con ella, que se sienta muy querida y que sea feliz, que vea sonrisas siempre.

“Quien me conoce bien sabe que yo soy una leona con mi hija”

¿Usted ha participado en los arreglos de la canción? No la he compuesto yo, pero he hecho arreglos dentro de la canción. Y junto con la directora, Samantha Domínguez, hemos elegido el videoclip, la portada... Siempre estoy implicada en todo. Es necesario para que se impregne la esencia del artista en sus trabajos y el público lo note. Yo reviso absolutamente todo. Me gusta escuchar, pedir consejo, que me den ideas, pero, desgraciadamente, soy muy exigente. Eso me vino muy bien al principio de mi carrera, pero ahora estoy emprendiendo una nueva etapa en la que estoy aprendiendo a disfrutar. Y me relaja mucho, me quita mucho peso. No exigirme tanto hace que disfrute y está saliendo una Soraya que me gusta. Ahora me estoy convirtiendo en la persona que yo quería ser.

Hay un punto de reproche en esa afirmación. Hubo un momento en mi vida que no podía mirarme al espejo, porque no me gustaba lo que veía. Cuando empecé a darme cuenta de que tenía que trabajar muy duro para hacerme un sitio en la música y ganarme el respeto de la profesión y del público, llegó un momento en que me converti en una máquina de trabajar. No tenía nada más en la cabeza. Perdí hasta la sonrisa. Pero ahora elijo los proyectos que realmente me llenan y escojo mucho también por el hecho de ser madre. Ya no trabajo a ciertas horas y me permito el lujo de decir 'no' a ciertas cosas.

¿Va a ser dificil superar el 'Despacito' de Luis Fonsi? Uy, está imposible... ¡Ojalá! Me encantaría que 'El pretendiente' llegara a todo el mundo, porque quiero hacer disfrutar a la gente y conseguir que sonría, que le ponga de buen humor. Necesito disfrutar y hacer proyectos que me saquen esa parte más alegre. 

¿A qué obedece ese cambio de estilos que ha practicado a lo largo de su carrera? ¿Es un tema de evolución? Sí, yo tengo claro cuál es mi sello, y ese es la música de baile. Lo que pasa es que la música de baile tiene un rango muy abierto: puede ser latina, más electrónica, en inglés, en castellano; hay muchas variantes. Y yo me muevo siempre dentro de la música de baile. La gente sabe que yo no soy una cantante de baladas.

El verano pasado la vimos con trencitas y cabello castaño. Entiendo muy bien el concepto de espectáculo y apoyo visualmente mis proyectos con una imagen. Pero hay que entender que nuestro perfil como artista no es el mismo que nuestro perfil de persona normal. Cuando subes al escenario, te conviertes en un personaje, en un espectáculo, y cuando te bajas, tienes que pagar tu hipoteca, como todo el mundo, estar con tu hija y cuidarla, darle amor a la familia... Para mantener un equilibrio real hay que separar muy bien el personaje de la persona.

Dice en 'El pretendiente': “Si no te hubiera conocido nunca, sería un ave que no puede volar”. ¿Es una nueva declaración de amor a su pareja, Miguel Ángel Herrera? Por supuesto. Hay una cosa que he aprendido a hacer y es darle sentido a las frases 'Te quiero' y 'Te amo'. Al principio, me daba mucho miedo decirlas, pero ahora no las sobreutilizo. Se lo digo siempre, porque realmente lo siento, y lo hago todos los días cuando me levanto y me acuesto. Y a mi hija, también. Siempre hay que decirlo a la gente que realmente nos importa. Y que se oiga.

¿Sigue teniendo muchos pretendientes Soraya? Créame que no. Desde que empecé en la música, como todo el mundo empezó a conocer a mis parejas… Al principio, se me acercaban un poco más, pero conforme han ido pasando los años y he estabilizado mi carrera y mi vida social, eso ha cambiado. Sí veo que hay hombres que me observan y me retan con la mirada. Pero yo ya no estoy para retos [ríe]. Me siento halagada, pero me gustan más otro tipo de muestras, como escuchar palabras bonitas. Que me reten con la mirada no me parece delicado. 

¿Para cuándo un nuevo álbum? Probablemente, para el año que viene. Estoy eligiendo nuevos temas, mayoritariamente en castellano, y vamos a contar un poco lo que ha supuesto el embarazo, la llegada de Manuela... Voy a cantar a esta nueva etapa y habrá música un poco más tranquila. Estoy componiendo y le voy a hacer una nana a mi hija, cuya base suene casi como una película de Disney o un cuento. Queremos cantarla para que los padres puedan cantársela a sus hijos. Van a descubrir a una nueva Soraya. Y yo misma, también. Conforme voy componiendo, me doy cuenta de lo que estoy redescubriendo de mí.

¿Se ha llevado sorpresas? Sí, muchas. De la que me siento más orgullosa es de conectar con mi parte femenina. Siempre he sido una mujer con mucha fuerza, que ha necesitado luchar en los primeros años. Pero mi energía masculina era más fuerte que la femenina y, al ser madre, conectas con ese lado femenino. Por eso me estoy dejando el pelo más largo, me visto de una manera más femenina… Soy una mujer mucho más bohemia y espiritual. 

En mayo empezó su gira. ¿Manuela viaja con usted? Vine a Barcelona un día y la tuve que dejar en el hotel, porque no podía acceder al casino. A partir de ahí, tomé la decisión de que Manuela se va a quedar en casa, por lo menos el primer año y medio. Porque allí tiene sus cosas, sus olores… He notado que le afecta el cambio de clima. Me la llevé a Lanzarote para rodar el videoclip y se puso enferma. No quiero meterle presión. Quiero que viva una infancia normal, como todas las niñas. Todo mi calendario se mueve alrededor de ella. Lo máximo que puedo estar separada de ella es un día y medio o dos.

¿Su hija fue la primera persona que escuchó 'El pretendiente'? Absolutamente. Se la canto muchas veces, y le encanta. A ella le gusta la música de baile y le va a pasar como a mí. Todo mi embarazo estuve cantando y bailando, y la niña lleva la música dentro. Cuando le canto, se me queda escuchando, sonríe y mueve los brazos.   

¿Ha olvidado ya la etiqueta que le colgaron de 'mala madre' por salir a cenar con su pareja pocos días después de nacer Manuela? Créame que me ha afectado lo que me afectó aquel día, pero no me afecta a mí como persona, sino como mujer, como colectivo. Yo sé muy bien lo que hago con mi hija y sé lo cuidada que está y cómo la trato. Me afecta cómo mujer que las personas que me están llamando 'mala madre' seamos nosotras mismas. Me duele mucho que, por un lado, estemos reivindicando las cosas, y que nosotras mismas tiremos el trabajo por tierra. Me duele porque si esto me lo hacen a mí como figura pública, se lo harán a otras mujeres, o a sus vecinas, o a sus amigas. Y a lo mejor esas mujeres no están tan preparadas como yo, que llevo en esto 13 años y sé lo que hay en las redes.

¡Cómo nos gusta en este país colgar etiquetas! Absolutamente. El español sabe de sus puntos débiles y sabe que es así. El mundo de la crítica lo llevamos en el gen, en nuestra sangre. Me duele muchísimo decirlo, pero está ahí instalado entre nosotros. Y es algo que tenemos que aprender a borrar, porque es muy dañino. 

Esta anécdota no le hizo abandonar las redes sociales.  No. Yo sé muy bien cómo cuido a mi hija y quien me conoce bien sabe que yo soy una leona con mi hija. Las madres perfectas no existen; de hecho, en Instagram tengo puesto ‘Mamá imperfecta’, porque soy madre primeriza y ahora no seré la mejor madre a los ojos de los demás, pero seré la mejor madre para mi hija. 

“No me gustaría hacer de jurado en 'OT' porque todavía no estoy preparada para ello”

¿Le molesta que le llamen 'extriunfita'? No. Estoy en todo lo que esté vinculado con 'OT', porque no puedo parar de dar las gracias. Es que marcó mi vida para bien. Ahí esta recobró sentido: me dediqué a lo que quería.

¿Le gustaría reencontrase con sus excompañeros de la Academia? Tenemos un chat de grupo, en el que estamos todos. Físicamente no nos vemos: solo nos cruzamos los que estamos más de promoción, pero tenemos contacto. Yo sé de la vida de todos mis compañeros.

¿Y participar en el nuevo 'OT’? Me gustaría poder ir y dar un mensaje de ánimo. Hay muchos exconcursantes que han hablado mal del formato y han renegado de él, pero yo soy de las que tengo mensajes positivos. Necesito ir al programa a decirles a los nuevos que hay sistio para todos, que hay sueños que se hacen realidad, que con trabajo y constancia se pueden conseguir las cosas... y guiarles un poco en el proceso, por ejemplo, en cómo buscar un buen mánager.

En los programas ¡Vaya fauna! y 'Tú sí que sí' usted ejerció de jurado. Vamos a pedir que la fichen en 'OT'... No me lo han propuesto y no me gustaría, porque todavía no estoy preparada para ello. Se me queda un poco grande, porque 'OT' es la madre de todos los concursos. Hay que ser sensato. 'Tú sí que sí' no tenía nada que ver con 'OT'. Son palabras mayores para mí.

¿Qué opina del regreso del formato a TVE? No es necesario, pero ya toca. Todo lo que sean programas blancos y lúdicos es lo que a mí me gustaría que rellenara las parrillas de televisión. Son los que a mí me entretienen y los que desearía que mi hija pudiera ver. Y que cuenten también un poco de tu vida, porque a la gente le enganchan las historias personales.

¿Usted haría un 'reality' como el de Rosa López en Ten? La respuesta es sí, siempre y cuando ayudara a otra gente. Si lo enfocasen en cómo combino mi vida como mamá y cantante, sería quizá muy interesante para muchas mujeres.

Pero en un programa así una está muy expuesta… No me importa. Lo hago todos los días: subo a Instagram fotos de mi hija de mí, de mis perros, de lo que como... Me gusta normalizar las cosas. Esas estrellas que se hacen tan distantes no las admiro. No las sigo. Es necesario normalizar la situación. Nosotros no somos más que nadie. Nuestra carrera no es glamur absoluto y vacaciones todo el rato. Trabajamos muy duro. Hay que normalizar la figura del artista. Somos trabajadores a gran escala, porque cuando hay algo que no gusta, se refleja en las redes a gran escala. Si algo no gusta, España lo hace saber y, a veces, la presión es muy fuerte.

Solo unos pocos concursantes que han salido de 'OT' han logrado construirse una carrera. ¿A qué se debe? A un conjunto de factores: trabajar muy duro, escoger un buen repertorio y una música que te identifica y defiendes, y tener a un grupo de personas que potencien tus habilidades: un buen mánager y una buena discográfica. Eso forma parte de tu éxito. Y yo lo he tenido, y no me quejo.

¿Sigue el festival de Eurovisión? Sí, todos los años.

“No me gusta la sociedad en la que estoy viviendo: hay falta de tacto y valores”

¿Que pensó cuando vio a Manel Navarro en la última edición? Lo pasé muy mal. Sufrí por él, porque no se merecía haber perdido en ese punto de la canción en el que se le va la voz. Me dolió, sobre todo, porque sé que España no perdona, y mucha gente después de que lo eligieran, con toda la polémica que hubo, estaba esperando que él fallara. Yo he tenido contacto directo siempre con él. Una semana antes de ir al festival estuvo cenando en mi casa y le estuve contando mi experiencia. Cuando ha vuelto, me he reencontrado con él. Somos compañeros y estamos para ayudarnos. Tenía claro una cosa: que va a seguir trabajando, porque es un tío que se toma muy en serio la música y tiene mucho respeto por la profesión. Ha vivido cosas que no se merecía: el público se ha portado muy mal con él.

Las críticas fueron muy sangrantes. Todo lo que se ha vivido es el resultado de la sociedad que tenemos en nuesto país hoy día. Yo no me siento identificada con la sociedad en la que estoy viviendo. No me gusta: hay falta de tacto y valores. No me gusta lo que veo, pero me viene bien para aprender, para no enseñárselo a mi hija y saber por dónde la tengo que guiar.

¿Se arrepiente de su paso por Eurovisión? No, pero ahora no volvería, porque ya lo he vivido. La sensación es tan fuerte que es para vivirlo una vez y para aprender lecciones, y ahora le toca aprenderla a otro. Yo ya aprendí la mía, que ha sido la más importante de mi vida: saber decir 'no' y aprender a tomar el control de mi carrera más que nunca y a no dejar nunca más que los demás hagan lo que quieran con mi carrera. Yo no tenía control de nada. ¡Fíjese si tengo que estarle agradecida a Eurovisión!.