La campaña de Hollywood

Todo Hollywwod (o casi) contra Trump

La industria del cine y de la moda lanzan mensajes agresivos contra el republicano, apenas apoyado por un puñado de rostros conocidos que estos días, tras las acusaciones de abusos sexuales, guardan silencio.

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NÚRIA MARRÓN

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Robert de Niro, ya saben, se puso días atrás delante de una cámara y lanzó un escupitajo viral contra Donald Trump. Perro. Cerdo. Estafa. Estúpido. Idiota. Vergüenza nacional. «¿De verdad queréis darle armas nucleares a un tipo así?», dice otro vídeo con el que actores como Scarlette Johansson, Robert Downey jr, James Franco, Julianne Moore Martin Sheen quieren ahuyentar la, según ellos, distopía de ver cómo se erige en presidente un tipo que se dispone a expulsar en masa a los simpapeles, que suma acusaciones de abusos sexuales y que está encantado de ser famoso porque, oye, cuando eres una celebridad puedes agarrar a las mujeres por el coño, como se le oía en ese audio hecho público días atrás. 

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Que Hollywood y la industria de la moda tiran hacia la plaza demócrata no es novedad. Lo que sí huele a nuevo en esta campaña son las andanadas que se han ido lanzando desde la acera de la celebridad, así como los escasos apoyos que ha recibido Trump. Que existen, sí, pero que apenas servirían para llenar una mesa de boda. Tras la filtración del vídeo y más aún tras las acusaciones de abusos, ni Arnold Schwarzenegger está ya con él. Así pues, su coro de seguidores confesos se reduce a Taylor Swift, Kirstie Alley, Clint Eastwood, Dennis Rodman, Caitlyn Jenner, Mike Tyson, Kanye West y Tom Brady, que estos días en los que Trump cae en los sondeos y se revuelve como un animal malherido guardan silencio, pero que hasta hace poco calificaban al magnate de tipo espontáneo al que a veces se le calienta el verbo y el hombre de negocios que EEUU necesita para volver a ser un país próspero y grande, y no una presidencia lacaya de las élites como Clinton.

UN HOMBRE SOLO EN LA CIMA

Esta falta de caras conocidas, que en otra oficina de campaña habría sido una tragedia, en el caso de Trump ha resultado un factor casi inocuo. «En toda carrera electoral, los apoyos de relevancia son imprescindibles por aspiracionales: 'dime quién te apoya te diré quién eres'. Creo que él no los ha logrado, ni siquiera dentro de su propio partido, porque es un personaje contaminante. Sin embargo, su campaña contrarresta esta flaqueza presentándolo como un héroe que, solo, lucha contra la política ineficaz y corrupta», asegura Imma Aguilar, experta en comunicación política y electoral: «Trump se ha mostrado siempre como el hombre solo en la cima que no necesita a nadie, como el padre protector y poderoso».

Cifras de Clinton (azul) y Trump (rojo)

Incluso ahora que pierde apoyos de su partido, ha redoblado hasta el paroxismo su discurso de 'outsider' y 'antiestablishment' –«saben que si ganamos su poder desaparecerá y volverá a vosotros», ha dicho proclamándose víctima de una conspiración criminal de las élites–, un trabuco populista que hasta el momento le ha servido para conectar con la rabia de ese grueso de señores enfadados y con el deseo de golpe en la mesa de ciudadanos blancos de zonas industriales que se han visto empobrecidos y que se sienten desdeñados por la globalización y la política.. «Aunque yo creo que su campaña soñaría con tener algunos intelectuales y artistas de su parte, es cierto que en EEUU se da por hecho que esos supuestos progresistas de la élite americana, una suerte de gauche divine, han estado siempre lejos de la América profunda, con la que el ideario republicano se identifica más. Muchos sospecharían de su propio candidato si de pronto se viera asociado a Ellen DeGeneres o Bruce Springsteen, por ejemplo», apunta el sociólogo Luis Arroyo, presidente de Asesores de Comunicación Pública y autor de 'El poder político en escena'Al fin y al cabo, de la bolsa de votos en disputa, pocos se decantarán por Clinton porque el diseñador Marc Jacobs lance una camiseta con la imagen de Trump y la frase «American horror story» o porque Lena Dunham, horma 'millennial', diga a los jóvenes que «el país que quieren no es el que imagina Trump y que la única forma de impedirlo es echándolo el día 8». Otra cosa es que sirvan para movilizar a los que a priori, entre Trump y Clinton, prefieren quedarse en casa u otra candidatura. 

CREADOR Y PRODUCTO DEL 'INFOTAINMENT'

La maquinaria electoral de Trump, pues, ha empezado y acabado en él y en su agresiva trinchera. Creador y a la vez producto del llamado 'infotainment' (mezcla de información y entretenimiento), ningún político ha sacado tanto rédito a ese modus operandi que consiste en a) ser el 'troll' más 'troll' de las redes y b) ir a Twitter y decirla bien gorda para que los medios de comunicación -que ahora debaten cómo informar de un tipo que, según un estudio, dice una mentira o media verdad cada cinco minutos- hablen de ti en las siguientes horas. «Siendo un candidato tibio jamás habría logrado la cobertura mediática que ha obtenido. Y lo mejor para su campaña es que lo ha conseguido casi gratis. Con una inversión en medios muy inferior a la de Clinton, ha tenido muchos más minutos en televisión gracias a ese estilo suyo en el que va de cara, se deja despeinar y actúa como el 'cuñado' americano que hace los comentarios machistas que se oyen en cada condado de EEUU», explica Julio Tinaquero, experto en comunicación y márketing

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¿Podría acabar siendo Trump un nuevo Berlusconi ante una candidatura, la de Hillary, que supone para muchos más de lo mismo? Es cierto que las denuncias de abusos sexuales surgidas los últimos días le complican aún más unas elecciones que buena parte del partido ya dan por perdidas. Sin embargo, aún quedan por delante tres semanas de campaña y el último de los debates televisivos, que se celebrará el miércoles y que, como dice Aguilar, son «la cita más importante para posicionar vencedores y vencidos, conocer las capacidades de los candidatos y en la que un error pueda decantar a los indecisos a uno u otro lado». Y el caso es que en EEUU aún hay un grueso importante de electores sin el voto claro.