LAS MEMORIAS DEL HOMBRE QUE EDIFICÓ LA CARRERA DEL INTÉRPRETE DE 'LA VIDA SIGUE IGUAL'

Desmontando a Julio Iglesias 30 años después

Alfredo Fraile, exmánager del cantante, desvela sus secretos en un libro

Alfredo Fraile, ayer, en el Hotel Condes de Barcelona, donde concedió una entrevista a este diario.

Alfredo Fraile, ayer, en el Hotel Condes de Barcelona, donde concedió una entrevista a este diario.

CARMEN MUÑOZ / Barcelona

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alfredo Fraile fue mánager de Julio Iglesias durante 15 años y el artífice de la meteórica carrera que convirtió al madrileño en estrella internacional. Conoce como nadie al personaje, sus secretos más íntimos y sus debilidades. Fueron muy amigos pero también tuvieron muchos desencuentros y la amistad acabó saltando por los aires hace 30 años. Hasta ahora, Fraile ha estado callado pero ha decidido romper su silencio con las memorias Secretos confesables (Península), donde ajusta cuentas con el músico.

Fraile quiere dejar claro que no le ha movido la «revancha» a la hora de escribir el libro y niega que sea un ajuste de cuentas con el artista, aunque lo parezca por las aseveraciones sobre el cantante. «Es inseguro, caprichoso y egoísta y siempre ha dado más importancia a su carrera que a su familia. Si Julio es justo tendrá que admitir que está mejor tratado de lo que se merece», dice. Lo cierto es que Fraile cuenta capítulos de la vida del artista que no le dejan en muy buen lugar, como cuando despidió a Toncho Navas, exjugador de baloncesto del Real Madrid, y su mano derecha durante 30 años.

«No fue capaz de dar la cara, lo despidió a través de un intermediario sin ninguna explicación. Lo dejó sin trabajo y sin permiso de residencia. Toncho ha estado dos años pasándolo muy mal, hasta hace poco no ha conseguido un trabajo».

También detalla el trato que dio a su secretaria personal, Adriana Ainzúa, que murió víctima de cáncer. «La despidió, y cuando se enteró de que estaba enferma y sin recursos la ayudó económicamente, hasta que se le metió en la cabeza que le engañaba y cortó la ayuda. Un día, Adriana se presentó en un restaurante en Argentina donde estábamos comiendo, se quitó la peluca y le dijo a Julio: «He venido para demostrarte que nunca te he mentido». «Fue muy duro. Julio quiso volver a ayudarla, pero ella se negó y murió poco después», recuerda.

Fraile no duda en afirmar que Isabel Preysler fue el gran amor de la vida del cantante. «Lo dejó en el aeropuerto de Barajas a la vuelta de una gira por Argentina, harta de sus infidelidades», cuenta el exmánager.

Aborda también la difícil relación con sus hijos mayores. «Chábeli, Julio José y Enrique son unos chicos estupendos gracias a su madre. Julio apenas los veía». Reconoce que existe tensión en las relaciones de Enrique con su padre. «Cuando se enteró de que su hijo había sacado un disco se dedicó a criticar sus canciones. No le perdonó que lo hiciera sin decirle nada y yo creo que hizo bien y que triunfó porque no siguió los consejos de su padre».

Relaciones con la mafia

Fraile desmonta el mito de conquistador incombustible de Iglesias. «No es cierto que haya estado con 3.000 mujeres. Yo tengo la famosa agenda roja de Cartier en la que aparecían sus conquistas y no llegan ni a mil», dice y reconoce que es cierto el rumor de que el artista pagaba  aumentos de pecho a sus novias: «A las que lo necesitaban». Vaitiare fue una de ellas.

Una de sus amantes fue Priscilla Presley, la viuda de Elvis Presley. Según Fraile, Julio pidió que le preparasen un afrodisiaco de guaraná para tener relaciones con ella.

En otro de los capítulos, Fraile afronta el rumor acerca de los tratos de Julio y él con la mafia. «Las relaciones existieron, igual que con otras figuras de la canción. Nos contrataron los Gambino para actuar en el casino. Pagaban un millón de dólares (700.000 euros) a la semana. Nos enteramos del alcance del problema cuando mataron de 96 balazos al capo Paul Castellano».

La parte más tierna del cantante se refiere a su padre, el doctor Iglesias. «Julio sufrió mucho con su secuestro y ordenó que una persona viajara a Madrid con un millón de dólares para atender una petición de rescate». No hizo falta, fue liberado por las fuerzas de seguridad.