EL ACTOR PROTAGONIZÓ UNA LARGA JORNADA DE RODAJE EN EL CASINO L'ALIANÇA

De Niro revoluciona el Poblenou

Robert de Niro sale de la autocaravana para iniciar el rodaje, ayer, en el Casino L'Aliança del Poblenou.

Robert de Niro sale de la autocaravana para iniciar el rodaje, ayer, en el Casino L'Aliança del Poblenou.

F. IMEDIO / E. ALÓS BARCELONA

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Nueva jornada de trabajo paraRobert de Niro.El actor sigue sin hablar (en la realidad, no ha cruzado ni una palabra con la prensa ni con los fans) y sin ver (en la ficción, donde hace de ciego). Aunque quienes se quedaron sin habla y se frotaron los ojos porque no creían lo que veían fueron los transeúntes de la Rambla del Poblenou (padres con sus hijos camino del colegio), que a primera hora de ayer vieron descender de una autocaravana a la estrella de Hollywood. Bien abrigada con un anorak, tuvo el detalle de no ponerse la capucha para que los periodistas y los fans madrugadores le fotografiaran en su breve trayecto hasta el Casino L'Aliança del Poblenou.

Allí rodó una nueva escena de la películaRed lights, deRodrigo Cortés (Concursante, Buried), en la que se representó una actuación que tenía como protagonista aDe Niro y en la que participaron casi 500 extras. En un descanso del rodaje, los figurantes ocuparon la rambla para desayunar. Parecía más una manifestación que un tentempié colectivo. Y entonces pudieron explicar que su trabajo más delicado en la escena era hacerse los asustados. Ante ellos, el estadounidense hacía explotar luces y altavoces con su mente, y extraía las tripas de una persona con sus manos.

CuandoDe Niroapareció en el escenario, recibió la ovación de los extras, que volvieron a aplaudirle tras la primera toma.Cortéspidió entonces a los figurantes que se abstuvirean de celebrar cada acción del actor para no entorpecer la marcha del rodaje. Al final del día (el más largo, pues estuvieron 12 horas al pie del cañón, de siete de la mañana a siete de la tarde), la estrella saludó y aplaudió a los extras. A lo mejor les estaba agradeciendo que hubieran acatado la orden de no fotografiarle, exigencia suya, por cierto. La única excepción es la foto que se ha hecho conEugenio Mira, que interpreta aDe Niro con 30 años menos con una fidelidad espeluznante, propia de un filme sobre hechos sobrenaturales. Tan grande fue el celo en proteger la imagen del estadounidense que los productores instalaron a media mañana unas lonas entre la caravana y la entrada del teatro para que no le retrataran. Los extras tenían incluso prohibido fotografiarle fuera del teatro. Imposible; desde los balcones siguieron disparando.

Al acabar la jornada,De Niroregresó al Hotel Arts. Se aloja en un apartamento de superlujo de las plantas superiores (los más económicos cuestan algo más de 2.000 euros la noche), que están equipados con cocina propia y, atención, un telescopio para disfrutar de las vistas, entre otros servicios. Poco sale de ahí cuando acaba los rodajes, ya sea porque son jornadas largas y pesadas o porque no le apetece airearse. Cuando lo ha hecho, ha dado media vuelta, como sucedió el sábado pasado por la noche tras la cena; subió al abarrotado bar Eclipse del Hotel W y bajó a los pocos minutos. Más cómodo se le había visto el miércoles, dos días después de su llegada a Barcelona, cuando se tomó un cóctel en el Champan-Bar del Arts; estaba solo, en la barra, sin que nadie le molestara. Como a él le gusta.