PROYECTO TOTÉMICO

Ferran Adrià, el homo sapiens

El agitador de la Bullipedia construye una enciclopedia sobre la creatividad gastronómica

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Iosu de la Torre / Barcelona

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El ansia de saber, investigar y compartir conocimiento de Ferran Adrià crece, se agiganta. La presentación del primero de los tomos que compondrán la enciclopedia sobre el conocimiento gastronómico se convierte en un acto para intentar conectar con un presente cargado de preguntas que acabarán construyendo, con sus respuestas, un futuro probablemente más comprensible. El de dónde venimos y el adónde vamos de este homo sapiens nacido en L’Hospitalet (1962)

Mediodía, calle de Agullers, barrio de la Ribera, Barcelona. El hombre que avanza acompañado por otros cuatro 'beatles' es Adrià, el del Bulli, el del proceso creativo, el de  la deconstrucción, palabras hoy tan de actualidad.

Americana gris sobre el negro de la camiseta y el pantalón, cabello erizado, una sonrisa molona. El patrón de El Bulli Foundation, aliada con la de Telefónica, profesor en Harvard, llega cargando bajo el brazo un libraco de 600 páginas. 

Kilo y medio en papel de excelente calidad compone la primera de las 36 piezas con las que el equipo de la Bullipedia está convencido de que esta más cerca el día en que la gastronomía se afianzará como disciplina académica. 

El equipo, bebidas y vinos

Los otros 'beatles' que componen la foto delante de la Vila Viniteca son Lluís García, Ferran Centelles y Albert Ibànyez. 'Bebidas, Volumen I, definición, historia, tipos y composición' es, en palabras de Adrià, “un máster” dirigido a todos cuantos estén interesados en ampliar conocimiento a partir a la búsqueda del porqué de las cosas desde los orígenes.

“Cada libro será un máster”, avisa. Su base filosófica es invitar a las personas con hambre de saber a planteárselo todo. Una especie de kilómetro cero del conocimiento. Hacerse preguntas para sumar respuestas.  Tan sencillo (y complicado) como cuestionarse cuántas bebidas proporciona la naturaleza sin la intervención del hombre. Adrià mastica el silencio de los espectadores y responde: “El agua de los arroyos, la leche de animal y el agua del coco”. No es un chiste, no es humo. ¿Qué fue antes el huevo o la gallina? 

Los treinta y tantos tomos de la Bullipedia (recuerden, 600 páginas, kilo y medio de peso, 80 euros por venta online) serán la confirmación de la vigencia del papel en el primer tercio del siglo XXI mientras se convive con materializar el sueño infinito de lo digitable, de la inmensidad del océano de internet. 

La Bullipedia digital quizá será posible en un plazo de cinco años. “Intentar desarrollarlo ahora era un suicidio millonario”, advierte.  El primer tomo es un homenaje a Juli Soler, el otro visionario que supo hacer de ElBulli una referencia mundial, fallecido hace tres años. “Juli está siempre con nosotros”. Lluís Garcia, entonces director de sala y jefe de reservas, y Ferran Centelles, sumiller, asienten. El próximo libro rastreará los vinos con la colaboración de otro sabio, Quim Vila.

Más proyectos en ebullición

ElBulli bulle. Hay más proyectos en marcha. Cuenta Adrià que este 2018, el espacio creado en cala Montjoi (donde estuvo el restaurante hasta hace ya seis años) comenzará a ser una realidad. “Será increíble”, masculla para esbozar las posibilidades de una exposición que ocupará 5.000 metros cuadrados (“más que el Macba o el Museo Dalí de Figueres”). Un lugar único concebido como centro de ocio sobre el entorno de la gastronomía siempre en desarrollo.

Lo explica con el mismo entusiasmo que le proporcionan los resultados del proyecto Escuelas Creativas, consistente en aplicar el proceso creativo de El Bulli en “colegios dispuestos a revolucionar el modelo educativo”. Le llaman Sapiens, la metatécnica.

Este proyecto llevado a cabo con la Fundación Telefónica ha dado sus primeros frutos en tres colegios de Soria, Murcia y Valencia. El miércoles repartió los premios a esas personas del futuro.Ferran está contento porque este fin de semana se ha estrenado un documental sobre su hermano, del que siempre ha dicho que es «mucho mejor que yo», Constructing Albert, advierte el mayor de los Adrià, «no se lo pierdan».