Vuelve el "caloret" independentista

En marzo de este año muchos se echaban las manos a la cabeza por dos cosas: el recuerdo del famoso 'caloret' de Rita Barberà -Dios la tenga en su Senado- y que el independentismo en CataluNYa quedaba en un empate técnico según el barómetro que nos ofrece el Centre d'Estudis d'Opinió (CEO). Ahora, tres meses después llega uno nuevo que muestra que el 47,7% de catalanes son partidarios de la independencia y un 42,4% la rechaza.

Viendo el éxito que tuvieron las encuestas del 26-J, es necesario invocar a Einstein y curarnos en salud diciendo que todo es relativo. Aún así, también sabemos que todo en esta vida tiene explicación, y que muchas veces solo hay que basarse en una metodología simple de acción-reacción.

La acción parece clara y objetiva. Las elecciones del 20-D hicieron palpable la incapacidad de los políticos españoles de consensuar un gobierno, ya sea de cambio o continuista. Una etapa que mostró a un Mariano Rajoy inmóvil, lector asiduo del 'Marca', a un Pedro Sánchez  cogido por los 'barones', ante el peor resultado electoral de la historia. Pablo Iglesias con un 'uy' en la boca y a un Albert Rivera haciendo un Bojan Krkic, como la gran promesa del centro-derecha.

Entonces el PP consigue más escaños. La confluencia salvadora de Unidos Podemos más que 'sorpaso' da la sorpresa y no consigue quedar segundo. El PSOE vuelve a registrar el peor resultado de su historia. Y Ciudadanos sigue esperando en el banquillo. A esto tienes que añadirle las escuchas de Fernández Díaz, con Daniel de Alfonso y la 'Operación Cataluña'

La reacción es que aumenta el independentismo (2,4%) pese a la falta de concordancia entre la CUP y Junts pel Sí. Lo que demuestra que en muchos casos la voluntad independentista de algunos catalanes no parte siempre de unas fuerte ideología catalanista o de la fuerza de un líder con más o menos influencia, sino que puede partir, y cada vez más, de un descontento con el funcionamiento de las instituciones y políticas españolas.