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Vueling: Un país de 'low cost'

Colas de pasajeros esperando para facturar en el aeropuerto de El Prat, en días pasados.

Colas de pasajeros esperando para facturar en el aeropuerto de El Prat, en días pasados. / JOSEP GARCIA

Hace muchos años, para los que empezamos a tener una edad, el uso del  avión para las clases más humildes se relacionaba generalmente con la  muerte de algún familiar que obligaba a llegar al destino lo antes  posible. En aquellas épocas ir en avión era un lujo.

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Afortunadamente cambiaron los tiempos y el transporte aéreo se  acercó a los bolsillos más modestos. Sin embargo, ese modelo tan  atractivo ha acabado condenándonos a tener a nuestra disposición  servicios de una pobrísima calidad, cuyo exponente estos días es  Vueling, y en su momento fue (o lo sigue siendo) Ryanair.

Como un país cualquiera (o autonomía, según la sensibilidad de cada  uno), quisimos tener nuestra aerolínea de bandera, hasta que aquel  proyecto (la difunta Spanair) nos dejó en tierra y arruinados.

Desde entonces, aceptamos que nuestras  opciones de transporte aéreo sean compañías que a la mínima nos dejan  en tierra, que casi te cobran por respirar y convierten cada vuelo en  una experiencia única, pero eso sí, sin nada incluido. Y encima, poniendo dinero público.

¿Es este el modelo de transporte que nos merecemos? Quizá sí, pero  es el modelo que nos llevará a la ruina, porque estamos maltratando a  la parte más importante de la ecuación, los viajeros.

Por cierto, señores de Vueling, además de un responsable de  explotación, busquen a otro en Atención al Cliente. Tardar cuatro días en  reaccionar tras dejar a más de 8000 personas en tierra sin hacerles el  mínimo caso debería dejar tocada su compañía.

Seguramente no lo hará, porque para nuestra desgracia ahora somos un  país de 'low cost'. Turismo 'low cost', políticos 'low cost' y transporte 'low cost'.

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