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Volver a la realidad de un porrazo

Violentos enfrentamientos en el colegio Ramon Llull de Barcelona.

Violentos enfrentamientos en el colegio Ramon Llull de Barcelona. / FERRAN NADEU

Muchos son los que estos días consideran que Catalunya sufre adoctrinamiento, pero pocos hablan con conocimiento de causa. Habiendo estudiado desde párvulos hasta la universidad en Catalunya, me siento legitimado para hablarles del verdadero adoctrinamiento en las aulas. Muy a pesar de algunos, no voy a hablar de juramentos a la 'estelada' ni prohibiciones de hablar en castellano, yo no los he vivido y dudo de su existencia más allá de las mentes con intenciones más perversas. Tampoco les voy a hablar de anécdotas puntuales en sentido opuesto, como estudiar con fotos de su majestad enmarcados en la pared de la escuela o tener como profesora a una subdelegada del Gobierno –del Partido Popular– que nos aseguraba, muy amablemente, que los inmigrantes de Marruecos los soltaban de las cárceles y los mandaban aquí. Olvídense de todo eso.

En Catalunya existe un adoctrinamiento mucho más profundo, sistémico y descarado que ha salido a la luz gracias al 1 de octubre. Resulta que desde pequeños se nos ha asegurado a los catalanes que vivíamos en una democracia, ¡qué desfachatez! Se nos convenció, lamentablemente, de que el poder residía en el pueblo, que la división de poderes era real y que la pluralidad era un hecho fehaciente. Es más, y fíjense cuánto descaro, se nos insistió en que las fuerzas de seguridad del Estado existían para respetar el Estado democrático y defender los derechos humanos. Hasta nos hicieron creer que la Unión Europea era algo más que una unión de intereses económicos.

Por si fuera poco, a este lavado de cerebro general le tengo que añadir las peculiaridades del adiestramiento recibido como periodista. Objetividad, imparcialidad y función social me aleccionaron, y yo, necio imberbe, me lo creí y lo defendí como mío.

Afortunadamente -¡y de qué manera!- nos han arrancado a todos de la subyugación catalana gracias a la intervención de las instituciones y medios de comunicación de España, que nos han devuelto a la realidad de un porrazo. A todos ellos les pido paciencia, llevamos tantos años adoctrinados con estos valores que nos será un tanto complicado desprendernos de ellos.

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