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Vivir de espaldas a la historia más cercana

Parece que los políticos independentistas catalanes no tomaron nota de lo que sucedía hace solo 20 años en nuestra propia Europa, en una región más cercana en todos los sentidos a Catalunya que Estonia, Kosovo o Montenegro: la región de la Padania.

En dicho enclave del norte de Italia se gestó un movimiento nacionalista que reivindicaba una historia y cultura en común (incluso idiomas: véneto, lombardo) y que renegaba de un resto de Italia que consideraba centralista e injusto. El 15 de septiembre del 2016, en Venecia, y ante el delirio de miles de partidarios (defensores de la unidad de Italia se manifestaban también numerosamente en otro punto), Umberto Bossi, líder de la Lega Nord, el partido nacionalista padano por antonomasia, proclamaba la independencia y creación de una República padana con una Constitución transitoria.

Se pretendió refrendar tal declaración convocando un referéndum, que se llevó a cabo el 25 de mayo de 1997. En dicho plebiscito, que no contaba con el beneplácito del Gobierno italiano ni con observadores internacionales oficiales, votaron casi 5 millones de personas (no llegaba ni de lejos, por eso, a la mitad del censo) y más de un 95% votó 'sí' a la pregunta "Volete Voi che la Padania diventi una Repubblica Federale indipendente e sovrana?"

A raíz de la organización del referéndum ilegal, Roma puso en marcha la maquinaria legal para depurar responsabilidades entre los políticos separatistas implicados y hubo enfrentamientos entre las fuerzas del orden italianas y miembros de la Lega Nord durante los registros en su sede milanesa. A pesar de que la independencia de la Padania no fue reconocida por los demás Estados, los soberanistas siguieron fomentando expresiones nacionalistas multitudinarias y modelando sus propias estructuras de Estado.

¿No les suena de algo? Obviamente estos hechos encuentran un parangón en el 'procés', incluso en su supuesta culminación: inestabilidad política, social y económica, enfrentamiento y debate estéril, y una independencia' meramente simbólica. En la Padania, 20 años después, el feroz independentismo local ha dejado paso a un autonomismo más centrado en los problemas cotidianos de los ciudadanos. Muchos catalanes esperamos que eso también suceda aquí (y cuanto antes, mejor).

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