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El verdadero problema de la educación no son los deberes

Jana, Neus, Olatz y Laia, alumnas de la Escola del Mar, hacen los deberes en la hora de trabajo personal que tienen en el colegio.

Jana, Neus, Olatz y Laia, alumnas de la Escola del Mar, hacen los deberes en la hora de trabajo personal que tienen en el colegio. / JOAN CORTADELLAS

Son muchos los docentes que, aun considerando el debate válido, se han opuesto a la huelga al considerar que esta consigue que dos grupos que están obligados a entenderse por un objetivo común se enfrenten de una de las formas menos productiva posible.

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En este sentido cabe recordar que la Marea Verde y otros movimientos en defensa de la educación pública se caracterizaron por la unión que presentaron docentes y familias ante un enemigo común que dificultaba el trabajo de los primeros, la calidad del servicio de los segundos y los derechos de ambos. Pero este no es el único argumento para cuestionar la huelga.

En el campo de la educación y de las ciencias sociales en general es poco habitual que existan soluciones únicas y válidas para todos los escenarios. En última instancia la idoneidad o no de las tareas escolares dependerá de la realidad específica. Por esta razón los centros educativos españoles cuenta con una serie de órganos de participación y gobierno en los que están representadas las familias y que deberán dar una respuesta adaptada a su entorno y sus necesidades.

Así mismo, este debate se ha planteado en términos dicotómicos. Es decir, blanco o negro. Sin embargo, movidos por el bienestar del alumno, las cuestiones a discutir deberían girar en torno a la duración requerida, la edad del alumno, las necesidades que éste presente, al tipo de tarea, la frecuencia, la distribución a lo largo del año, etc. Por ello la huelga podría llevar a que un debate interesante y necesario se empobrezca y se vea reducido a su mínima expresión.

Por otra parte, aun asumiendo la importancia de este tema, surge una cuestión lógica ¿es este el mayor problema que aqueja nuestro sistema educativo? En vista de los recortes, el aumento de ratios, la reducción de apoyos, el tiempo para cubrir una baja o la inestabilidad del profesorado creo sinceramente que no. Así, esta huelga surge como perfecta cortina de humo que desplaza el foco atención de las dificultades verdaderamente importantes.

En este sentido, existe un común acuerdo sobre el problema que suponen la falta de valoración de la figura del profesorado. En los países con mejores sistemas educativos el docente es una figura que goza de respeto y alto estatus social. Con la decisión de secundar la huelga se contraviene directamente lo dictado por el profesor socavando su autoridad. Se le transmite al niño la falta de confianza en el docente. Al igual que sucede ante un divorcio, las diferencias se deberían de resolver en un entorno adulto, escuchando a los niños, pero sin implicarles en las disputas. Pensemos en la dicotomía que supone para el niño recibir mensajes contrapuestos en los dos entornos principales en los que se desarrolla.

Por todo ello creo que es necesario hacer un llamamiento al diálogo. Los docentes, en términos generales, deben cuestionarse las tareas escolares buscando aumentar la eficiencia de las mismas y adecuándolas a su realidad concreta. Por contra, las familias deben participar de forma activa en la vida del centro y exponer sus dudas en los órganos de participación buscando llegar a acuerdos sin implicar a los alumnos en la disputa, transmitiendo de forma activa el respeto por el profesorado. 

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