El valor de luchar contra el acoso y las agresiones machistas

El otro día un conocido mío aseguraba que yo era una exagerada, bueno, que todas las feministas éramos unas exageradas. Su sentencia, aquello no podía llamarse opinión, venía a coalición por una conversación en la que yo trataba de explicarle que los comentarios y miradas desagradables que las mujeres recibíamos por la calle, eran un ejemplo de lo que es el patriarcado. Por su sentencia anterior, "todas locas", claramente mi argumento no le convenció.  

Tras leer el escándalo del productor todopoderoso Harvey Weinstein, el cual fue acusado por el periódico New York Times de acosar y abusar a diferentes actrices de Hollywood, me puse a pensar en mi conocido. Me imaginé lo que debía estar pensando: "es un caso aislado", como si lo estuviera escuchando. Pero lamentablemente de caso aislado no tiene nada de nada. Lo que este señor ha estado practicando es el modus operandi por excelencia que tiene el patriarcado (uno de tantos(. Una técnica en particular a la que yo llamo "balanza de poder". Esta técnica implica ejercer un poder, en este caso el poder de la influencia, el poder de lanzarte al estrellato, y buscar a cambio alguna clase de compensación, en este caso el favor sexual, aun sabiendo que tu situación, por ser la que es, obligará de alguna manera a la otra persona a pagarte.

La situación de las mujeres en la "balanza de poder" siempre es negativa y este individuo se aprovechó de ello de una de las maneras más crueles. Nuestros cuerpos siempre son monedas de cambio para el patriarcado, ya sea para conseguir un papel en una película o para salir de tu país en guerra. Al final la violencia se produce de la misma manera.

Muchas artistas se han armado de valor y le han denunciado, pero créanme, armarse de valor cuesta mucho, sobre todo si en esta balanza estás en el lado negativo desde que naces. Las redes sociales han servido de punto de encuentro y la opinión pública parece haber equilibrado la balanza estos días, complicándole un poco la existencia a este señor. A pesar de las denuncias, me horroriza leer que era un secreto a voces. Me horroriza pensar en cuántas personas han sido colaboracionistas de este señor y sus prácticas machistas.

 Me horroriza pensar en mi conocido, y en su ceguera, ceguera que mata.