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Una vía secundaria para evitar el choque de trenes

Mariano Rajoy y Carles Puigdemont, en el Palacio de la Moncloa en abril del 2016.

Mariano Rajoy y Carles Puigdemont, en el Palacio de la Moncloa en abril del 2016. / David Castro

Adrián López Alves

El choque de trenes es imparable y la vía es de un solo sentido. No dispone de semáforo para regular el tráfico férreo, y el operador que ha de mantener dichas infraestructuras no entiende de nuevas tecnologías, así que no le queda otra que ir corriendo con el banderín para intentar frenar ambos armatostes.

Uno es de mercancías y su velocidad es imparable. Es grueso, viejo, pesado, rápido y en su interior transporta residuos nucleares. El otro tren es el típico de cercanías y su velocidad es media. En su interior, y por las horas que son, se encuentran estudiantes, parados y jubilados.

El maquinista del gigante férreo observa el banderín de aviso pero se acuerda de las órdenes recibidas;  no parar y  prioridad ante todo, así que aumenta la velocidad sin importar las consecuencias. El otro observa el banderín, así que intenta frenar, avisando a los viajeros del inminente choque por culpa del gigante de hierro. El revisor le comenta que existe una vía secundaría a 20 escasos metros y que tal vez daría tiempo a desviarse.

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