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Transporte público: La mala educación se instala en los asientos reservados

Viajeros del metro, en la estación de Plaça de Catalunya. 

Viajeros del metro, en la estación de Plaça de Catalunya.  / DANNY CAMINAL

Mis padres, familiares y profesores siempre me han enseñado a ser educado: dar los buenos días, dar las gracias o ceder el asiento a una persona más necesitada. Y todo ello, con una sonrisa en la cara.

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Cada día utilizo el transporte público alrededor de unos 45 minutos. Durante ese tiempo, y siendo las horas más concurridas, me toca ir de pie. Y me da tiempo a observar la mala educación que tienen algunas personas.

Los asientos que están reservados para embarazadas o para ancianos están ocupados por otras personas, y los individuos que tienen derecho a ocupar dichos asientos están de pie durante el trayecto, a no ser que soliciten sentarse.

¿Tan difícil es levantarse y ceder un asiento sin que nadie tenga que solicitarlo? Máxime, cuando es su derecho.

Ojalá todos lleguemos a ancianos para poder ejercer ese derecho. Es cuestión de tiempo. Esperemos que menos tiempo del que necesitemos para corregir la mala educación.

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