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Soy musulmana y no tengo que justificarme

Después del 13-N, la mayoría de ciudadanos musulmanes salieron a la  calle con campañas bajo el lema '#NotinMyName'. Me parece perfecto. Así como también me parece perfecto el tuit de una mujer de San Sebastián llamando a los musulmanes a que salieran a manifestarse. Tener que justificarnos, es aceptar  que la violencia nos pertenece a nosostros. La afirmación "No todos los  musulmanes, son unos fanáticos", supone aceptar que la mayoría sí lo son.  

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Como musulmana, siento que no debo de justificarme ni dar explicaciones  a nada ni a nadie. El terrorismo nos hace daño al conjunto de la sociedad. Cabe decir que a estas alturas, los ciudadanos con un poco  más de capacidad de reflexión saben que el autodenominado Estado  Islámico, ni es un Estado ni es Islámico. Por lo que ahora es el  momento de pasar a otro grado, buscar causas y soluciones al problema  del fanatismo. La causa no es más que la pobreza, la exclusión que  viven ciertos colectivos. 

Como estudiante y futura trabajadora social, y en referencia a las  teorías sociales críticas -que pretenden buscar el origen del problema  en la estructura de la sociedad- cabe decir que, a la hora de explicar  y analizar los acontecimientos y experiencias locales, los ciudadanos  son observados como efectos de la estructura social global existente. Por ello, debemos empezar por un cambio de la sociedad, una  sociedad basada en la igualdad.

La razón del fanatismo radica en la  jerarquización del conjunto de la sociedad. Francia, declarándose país  laico, impone unos supuestos valores de igualdad en el conjunto  de la sociedad. Así pues, a simple vista vemos cómo entre la sociedad  francesa no existe la desigualdad ni la exclusión y  todos los  ciudadanos tienen las mismas oportunidades. Qué raro, pues la  existencia del fanatismo en Francia, ¿no? ¿Cómo puede ser que haya jóvenes  que se revelan ante el Estado si se supone que tienen las mismas  oportunidades? Señores, el problema del fanatismo radica en la  desigualdad, la exclusión de los colectivos que no quieren renunciar a  su identidad. La solución es establecer una comunidad basada en el  respeto, la armonía y sobre todo, una posible convivencia en la diversidad.

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