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Negociar en condiciones de inferioridad el 2-0

Puigdemont y Junqueras, en el anuncio de la fecha y pregunta del referéndum.

Puigdemont y Junqueras, en el anuncio de la fecha y pregunta del referéndum. / JULIO CARBÓ

Quienes pretenden arrancar un diálogo entre Gobierno y Govern parecen no tener en cuenta que lo que el Govern  persigue no es una forma de encaje de Cataluña en España sino el desencaje. Y un desencaje tiene una forma única de hacerse: sin términos medios ni considerandos. ¿Sobre qué dialogar entonces?

Por otra parte si esta intentona secesionista de hoy fracasara qué impediría al Govern repetirla mañana. ¿Y así hasta superar un día con tan solo unas décimas porcentuales ese determinante 50% de votos?  Ojalá un 'no' al referéndum del 1 de octubre se viera sancionado de forma proporcional a un 'sí' y pudiera verse atemperada y reducida por tiempo también indefinido esa pretensión independentista. Si así fueran las cosas es muy probable que el Govern moderara su ímpetu por sacar urnas a la calle. ¡Si un 'sí' rompe para siempre que un 'no' suelde para siempre!

Pero abandonemos esta especulación, porque perfilar esta premisa de justa proporción como esta no puede, ni siquiera, ser objeto de diálogo. Con certeza, tras el fracaso del 1 de octubre las partes se sentarán y hablarán, no ya del desencaje sino de una forma de encaje. Para entonces el Govern habrá perdido una batalla, se habrá ganado la animadversión del resto del país y negociará en condiciones de inferioridad.

Yo, que estaba sentado en mi silla de trabajo y veía pasar las balas, voy a tener que pagar ahora los platos rotos. No concibo las relaciones políticas venideras sin taimadas represalias. ¡Todos los que en el Govern nos han metido en esta quimera deberían desaparecer del panorama político el 2 de octubre!

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