Siglo XXI: Ahogados en la ignorancia por exceso de información

2016. Siglo XXI. La sociedad con mayor saber al alcance de la  historia, dicen. La más consciente de todo lo que la rodea, la más informada. Menudas mentiras nos quieren hacer creer. Podríamos serlo, sí, pero hay un factor importante que no se tiene en cuenta: la instantaneidad. Cientos de titulares disponibles cada día que al día siguiente ya no valen, ya se han olvidado, y a menudo no tiene ni que pasar el día entero.

La gente cree que está informada cuando solo está  atiborrada de datos, tantos que o bien obviamos la mitad o bien los relativizamos de tal manera que acaban careciendo de importancia pese a la gravedad de lo que encierran. Y, seguramente, habrá quien se beneficie de esto. ¿Qué hay mejor que tener la atención de la población dispersa?

Como ejemplo, solo hay que tomar una semana cualquiera de las últimas vividas. Un lunes sale en las noticias la dramática situación de los refugiados en las puertas de Europa, familias enteras cruzando el mar  como pueden, cuerpos de los que no han sobrevivido varados en las costas. El martes, los políticos se enzarzan en una discusión sobre Venezuela, y ese día en los medios se come y se cena con los  problemas de un país al otro lado del atlántico (que no del nuestro)  analizados por el candidato de turno. El miércoles empieza la liga de fútbol y España deja la cabecera y la primera plana a la mejor anestesia de masas: 22 hombres tras un balón. Evidentemente, el resto de las noticias, aunque sean socialmente más importantes o aunque nos afecten directamente, quedan en un segundo plano.

En un par de días de información ya nos hemos olvidado de las imágenes de los refugiados de principios de semana. “¡Qué pena!  Pobrecillos”. Compartes la noticia o la imagen al respecto en alguna red social y sigues adelante. No, no estamos en una sociedad más  humana. No sabemos más sobre lo que pasa en el mundo; sabemos lo que cabe en el espacio de un tuit.

No interpretamos los hechos que acontecen extrayendo su trasfondo. El meollo y el porqué de las cosas se invisibilizan en una toma de contacto con nuestro entorno la mar de  superficial. Seguimos rodeados de una maraña de datos que no sabemos entrelazar, que no sabemos qué nos indican, y sin embargo, opinamos  como expertos de todo y creemos que sabemos mucho, cuando simplemente nos ahogamos en la ignorancia que causa el exceso de información a nuestro alrededor.