Contenido de usuario Este contenido ha sido redactado por un usuario de El Periódico y revisado, antes de publicarse, por la redacción de El Periódico.

Sanidad pública: quieren que acabemos contratando un seguro privado

Una sala de espera en el Hospital de Sant Pau.

Una sala de espera en el Hospital de Sant Pau. / FERRAN NADEU

Recientemente he tenido tres experiencias con la sanidad pública, cuyo mensaje común ha sido "consulte en otro lugar" o, mejor todavía, "no consulte".

Entretodos

Publica una carta del lector

Escribe un 'post' para publicar en la edición impresa y en la web

Primer episodio: El 16 de julio del 2015, la médica de familia derivó derivó a mi hija, de 18 años, a Endocrinología por un cuadro de hipotiroidismo. Después de 14 meses, no hemos recibido respuesta ni la paciente ha sido visitada por el especialista. El 23 de septiembre del 2016 presenté una queja en el Servicio de Atención al Ciudadano. La respuesta ha sido que me ponga en contacto con la dirección médica del centro, sin que hayan sido capaces de facilitarme una dirección de correo u otro medio de contacto. ¿Es esta toda la Atención al Ciudadano? (Por cierto podrían poner Atención a la Ciudadanía?).

Segundo episodio: Acompaño a mi hija menor, de 13 años, a una revisión oftalmológica. Esperamos estoicamente más de 20 minutos después de la hora concertada. Todos los despachos tienen un cartel de que no toquemos a la puerta, que seremos llamados por el nombre. Como eso no sucede, llamo educadamente y la enfermera me explica que "se ha fundido una bombilla" y están a la espera de que mantenimiento se la cambie, no saben cuándo vendrán. Ante mi insistencia de cómo no informan a las personas que esperamos pacientemente, me responde que puedo pedir otro día de visita (es un especialista, he ido a Pediatría y hemos esperado tres meses) o bien ir a la óptica. Le explico que lo he intentado y que en la óptica me dicen que dado que es menor, tengo que llevarla a su especialista de referencia.

Tercer episodio: En mayo de este ali sufro un pequeño accidente en las escalera del metro. Me hago una cura y por la tarde decido ir a urgencias del ambulatorio para que valoren si necesito vacuna antitetánica o algún punto de sutura. La persona que me recibe, con mal tono, me pregunta dónde me ha sucedido y me riñe porque no he ido a la mutua de TMB (información que supone que debo conocer) ¿Es necesario este trato? 

Soy consciente de que este 'estilo expulsivo' rebasa mi situación particular, afecta al conjunto de la ciudadanía y es el resultado de las políticas de recortes y de las conductas corruptas de muchos de nuestros supuestros representantes. En Catalunya la privatización comienza en 1990 con la  LOSC (Llei d'Ordenació sanitària de Catalunya), que da paso a la financiación pública y a la gestión privada de recursos sanitarios.

El siguiente paso fue en 1991, cuando se aprobó el denominado Informe Abril (Informe y Recomendaciones de la Comisión de Análisis y Evaluación del Sistema Nacional de Salud), que ya propone las medidas que ahora se están instaurando. En 1996 se pone en funcionamiento otro experimento privatizador, en este caso en atención primaria: son las entidades de base asociativa (EBA, especie de sociedad limitada/cooperativa de médicos que gestionan un centro de salud), cuyo primer ejemplo es el de Vic y que luego se extenderá por Catalunya durante los Gobiernos de CiU.

Y así paulatinamente, extendiendo y diversificando la privatización con múltiples formas, de acuerdo con su modelo neoliberal. Los estudios e investigaciones realizados demuestran que la privatización encarece la sanidad y disminuye el empleo. Por supuesto, la satisfacción de la población atendida no aparece como un dato a tener en cuenta. El sistema expulsivo está pensado para que se concluya que es mejor pagar un seguro privado, en caso de que puedas afrontar este gasto.

Participaciones de loslectores

Másdebates