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Respuesta a Évole: Lucho por un mundo mejor

Pancartas de la Diada pel sí en Passeig de Gràcia.

Pancartas de la Diada pel sí en Passeig de Gràcia. / ALBERT BERTRAN

Laia Marsal Ferret

Respuesta al artículo de Jordi Évole 'Quiero todo esto'.

Virgencita, virgencita que me quede como estoy, no nos movamos y seguimos aceptando corrupción que quietecitos estamos más monos y si el pueblo está quietecito todo irá bien. Ya no se trata de políticos se trata de un pueblo que lucha por las libertades, no solo las de Catalunya, sino de los derechos humanos, que no consisten en tomar copitas con amiguetes. Ay que estoy cansadito y quiero volver a mi vida burguesita cuando la élite de intelectualillos no estaba dividida.

Pues yo quiero un mundo mejor para mi hija mis sobrinos y para todos los niños, donde no impere una herencia de franquismo, donde no vea los abuelos con miedo y pánico y llorando por no haberse dado cuenta del mundo que nos estaban dejando, quiero que flote la porquería para arriba para poder recogerla y reciclar correctamente, quiero luchar por las libertades de las personas, de mis amigos y de mis hijos y poder ir de copas y brindar con ellos porque hemos logrado que la herencia del franquismo muera de verdad, esas son las copas que me interesan.

Si no duermo es porque me falta libertad, porque cuando uno tiene miedo y le cortan las alas, deja de dormir y se consume en la cama sin poder tirar para adelante, cae en el pozo más profundo, y el otro, cada vez coge más poder y grita más y más. Pero sin raciocinio alguno, piensas: "Ay, por favor, que acabe ya". Y te quedas con los brazos tapándote la cabeza y la cara como un caracol con miedo; pero hay un día que ves que este poder educará a tus hijos y que tu seguirás como un caracol en tu cama, y dices: "No, eso no". Y primero te pones una ruedecitas de bicicleta, de esas que pedaleas y vas un poco torcidito, pero no frenas. Y luego aprendes y vas ya con dos ruedas compartiendo espacio con el que impera. Te caes, te sangra la rodilla y vuelves a levantarte. Hasta que un día pedaleas tan fuerte que la sombra del franquismo se queda dentro de la caverna de Platón. Y sonríes, y vives y duermes.

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