Contenido de usuario Este contenido ha sido redactado por un usuario de El Periódico y revisado, antes de publicarse, por la redacción de El Periódico.

Refugiados: primero los gaseamos, ahora les disparamos

La imagen de un bebé jugando en un improvisado parque hecho con una caja de cartón en el barrizal de Idomeni se hizo viral en Marzo. 

La imagen de un bebé jugando en un improvisado parque hecho con una caja de cartón en el barrizal de Idomeni se hizo viral en Marzo.  / ROBER ASTORGANO

La primera fase fue el cañoneo con agua a presión, gases lacrimógenos y bastonazos contra unos peligrosos invasores entre los que andaban camuflados mujeres, ancianos y niños de todas las edades, que pretendían cruzar la frontera al lado amigo, o eso creían ellos, llenos de una esperanza que se fue transformando en frustración y pesadumbre. Hemos llegado a la segunda fase, el tiroteo y muerte de mujeres, ancianos y niños que tan sólo intentaban encontrar desesperadamente protección contra la barbarie de la que huyen y que parece haber contagiado al lado amigo.

Entretodos

Publica una carta del lector

Escribe un 'post' para publicar en la edición impresa y en la web

Lo terrible es que pasada aquella primera fase, seguimos cerrando los ojos y mirando hacia otro lado sin ser capaces de encontrar una solución, y no vale decir que se vuelvan a su país porque recursos siempre hay si son bien gestionados. Es posible que esta última fase, la de disparar sin miramiento y dar muerte a pobres inocentes cuyo criminal delito ha sido intentar traspasar una maldita línea trazada en el mapa, sea una tenebrosa, fácil y drástica fórmula matemática que les dé la solución a algunos, vidas segadas igual a menos problemas. Que esos 'algunos' no caigan en ese perverso razonamiento y no ignoren la crueldad con que están siendo tratadas esas personas desamparadas y abandonadas por una comunidad, la europea, que siempre se ha erigido en defensora de los derechos humanos y la democracia, y que ahora parece haber olvidado sus nobles principios.

Tampoco creamos que ignorando a todos esos pobres prójimos sin rumbo descargamos nuestra conciencia, pongámonos en su pellejo y saboreemos por un instante su amarga desdicha, su sufrimiento, su dolor al ver que la esperanza y el futuro que anhelaban para sus hijos también se hunden sin remedio en el mar o en el barro por los que se aventuran a cruzar jugándose la vida. Nosotros, los del 'lado amigo', también somos esposos, padres, hijos y abuelos, como ellos, y eso debería ser suficiente argumento para hacernos reflexionar y no caer en despiadadas conclusiones.

Participaciones de loslectores

Másdebates