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¿Quién se beneficia de las ayudas para el alquiler?

Un joven consulta las ofertas de piso en una agencia inmobiliaria de Barcelona.

Un joven consulta las ofertas de piso en una agencia inmobiliaria de Barcelona. / ELISENDA PONS

Últimamente, muchos hablan de vivienda como de otro tema más, y oigan, creo que no se trata solo de otro tema más. La vivienda es lo más importante. Sí, porque si no se tiene un techo, entonces, qué; dejas de ser persona y te conviertes en un animal. Y hablo desde el respeto por todas aquellas personas que, por desgracia, viven en las calles de nuestras ciudades. Pero es así, seguro que todos ellos, en algún momento, se han sentido de este modo.

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No sé qué está ocurriendo, pero ya hace años que arrastramos la pesada losa de la problemática de la vivienda, y es que la frase esa de que “tener una vivienda es un derecho, no un privilegio” es una patraña. No quiero hablar de los precios de los alquileres, que también es noticia. Quiero hablar de algo que para mí es mucho más serio: las ayudas para el pago de la vivienda arrendada.

Hace algo más de diez años, a alguien de la Generalitat de Catalunya se le ocurrió que, como era insostenible poder pagarse un alquiler, eran necesarias unas ayuditas para poder hacer frente a dichas rentas que, con la burbuja inmobiliaria de aquellos tiempos, estaban altísimas. Muchos optaron a estas ayudas, y otros pensaron que por el precio del alquiler, mejor era comprar. Así no tirabas el dinero... Qué ilusos.

En fin, actualmente volvemos a las andadas: los precios de alquiler suben cada día más y ni la gente joven, ni las familias, ni los jubilados, podemos vivir dignamente, porque llegar a fin de mes significa quitarse de muchas cosas. Ahora bien, la diferencia entre antes y ahora está en que tampoco se nos ocurre o se nos permite comprarnos una casa, ya que los bancos no te dan ni los buenos días. Así que, con cara de ‘emoji pasmao’, seguimos de alquiler, eso sí, pagando por 30 metros cuadrados como si fueran 100. Por eso pensamos en las ayudas para el alquiler. Sin embargo, a mí me parecen un engaño porque, ¿quién se beneficia realmente de de esas ayudas?

Con esta pregunta me refiero a ese joven que solicita la subvención como si viviera solo, cuando en realidad viven tres, con tres sueldos cada uno (se empadrona solo uno en la vivienda), o de familias de tres en las que trabaja uno y el otro también, eso sí, en B, o de parejas que viven juntos, trabajan los dos pero solo consta uno… Y así muchos más.

Esa es la picaresca española: todo vale. Porque, si estamos continuamente sufriendo la corrupción de nuestros políticos, ¿qué daño hacemos cobrando lo que ya nos quitan de los impuestos quienes ya nos han robado? En fin, que es un pez que se muerde la cola, una dinámica nauseabunda a mi entender, una rueda de nunca acabar. Es cierto que muchos jubilados mayores de 65 con rentas bajas se merecen seguir cobrado estas ayudas, es cierto que las familias numerosas y monoparentales, los discapacitados…

Todos se la merecen pero yo, como ciudadana, me pregunto: ¿no sería más ético y sencillo que el Gobierno limitase por ley el precio de los alquileres? Quizá de este modo se acabaría la picaresca y el dinero que destinamos a pagar estas ayudas quizá podrían destinarlo a la educación de nuestros hijos para que llegaran a ser personas preparadas, honradas, con valores, con ética… Si ellos son nuestro futuro, ¿qué mensaje les damos permitiendo que estas cosas sucedan? Yo digo ‘no’ a las ayudas para unos pocos y ‘sí’ a las leyes que nos benefician a todos.

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