Puntos por hermano en el Instituto: no se pueden cambiar las reglas del juego a mitad de la partida

El cambio inesperado en la puntuación para acceder a la ESO provocó en mi caso personal que mi hijo tenga que desplazarse en autobús durante 25 minutos para llegar al instituto, cuando hay uno a escasos doscientos metros del colegio donde va su hermano pequeño y que está a 10 minutos andando desde casa.

Pero al margen del caso personal de cada uno, lo que es inadmisible e indignante es que a pocos días de abrir el proceso de inscripción en los centros de secundaria se cambien las normas de puntuación para la preinscripción. Inadmisible, indignante e inoportuno, puesto que muchos de nosotros hemos visitado o dejado de visitar centros en sus días de puertas abiertas atendiendo a una estimación de la puntuación que se recogía en la normativa vigente hasta el 8 de marzo de 2016, y que también venía en los trípticos que nos había hecho llegar el Consorci d'Educació.

Deberían saber los gestores de lo público que el proceso de preinscripción de nuestros hijos a la ESO empieza mucho antes de que se rellene y se entregue la solicitud. Se trata de un proceso que se inicia en el mejor de los casos con el curso escolar, en el que se contacta con AMPAS de institutos, con otras familias, con los propios centros y todo ello en función de una estimación previa de la puntuación. Todo este proceso previo determina a posteriori el visitar o no un centro en su día de puertas abiertas y su posterior elección. Esta jugada que se ha hecho a última hora ha provocado que muchos de los padres no conozcan el centro donde acabarán estudiando sus hijos. Este cambio oportunista no solo demuestra la falta de sensibilidad de la Consellieria d'Educació hacia las familias con más de un hijo, sino que también pone en evidencia lo poco que les importa la enseñanza pública.