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El 'procés' se instala en la posverdad

Oriol Junqueras y Marta Rovira, en una imagen del 2017

Oriol Junqueras y Marta Rovira, en una imagen del 2017 / ACN / NÚRIA JULIÀ

Tras una escasa autocrítica de algunos miembros de Junts pel Sí -"No estábamos preparados para la independencia", "no somos independientes porque no ha habido una mayoría de catalanes que lo haya decidido", "no hemos calculado bien los plazos", etcétera-, en lugar de dar explicaciones a la ciudadanía del porqué y con qué objetivos se tomaron las decisiones que se adoptaron, qué consecuencias acarrearían las mismas o que había de real y de ficticio en todo el 'procés', pasan a la acción difundiendo toda clase de mentiras.

Al margen de la cota de responsabilidad que pueda tener -que la tiene- el Estado español, es decir, el Gobierno del PP, el ideario independentista ha sostenido su hoja de ruta sobre la construcción de un fuerte y hasta convincente relato para una parte de la ciudadanía catalana, pero de igual manera, sobre una ensoñación y falsa realidad. La secretaria general de ERC aseguró días atrás que el Estado les amenazó con que, de llevar a térmimo la DUI, "habría violencia extrema", "armas de fuego contra la población" y "muertos en las calles". Versión que han secundado algunos miembros del PDECat y de ERC, pero que a su vez han desmentido algunos de los destacados mediadores como el Síndic de Greuges, el arzobispo de Barcelona y el lendakari Iñigo Urkullu. Mire, señora Rovira, no me creo ni una de sus palabras, como una mayoría de ciudadanos, y eso que no confío lo más mínimo en el Gobierno de Rajoy.

En la era de la posverdad, el bloque independentista, al igual que Donald Trump, se ha apuntado a la moda de repetir un bulo cuantas veces sea necesario hasta darle apariencia de verdad. Sí, es una comparación odiosa, lo sé, tan odiosas como me parecen todas las falsedades vertidas en torno a todo este proceso tan disparatado que nos ha abocado al borde del precipicio. Siguen instalados en ese interesado discurso de victimismo continuo, y yo les pregunto: "¿no se dan cuenta de que incluso sus propios seguidores -o al menos una parte- ya les dejarán de creer?

¡¡Paren, paren de una maldita vez!!. Y no porque pesen amenazas de sangre y de muertos aquí en nuestra tierra, Catalunya, sino porque nos están haciendo mucho daño, tanto daño que al final resultará irreparable. Esperemos que a partir del 21-D la situación vuelva a cierta normalidad.

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