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Prebendas, mentiras y manipulación

Rajoy y Soria, durante un acto institucional celebrado en enero del 2016.

Rajoy y Soria, durante un acto institucional celebrado en enero del 2016. / ARCHIVO / JUAN MANUEL PRATS

Mario Martín

A finales de los los años 80 del siglo pasado se hizo famosa la película dirigida por Steven Soderbergh, 'Sexo, mentiras y cintas de vídeo', y estos días hemos asistido a una especie de 'remake' patrio del original, algo cutre, desde luego, protagonizado por Mariano Rajoy, José Manuel Soria y Luis de Guindos, que bien podría titularse 'Prebendas, mentiras y manipulación', en torno al tema de la designación del exministro, en representación de España, para dirigir el Banco Mundial, algunos meses después de su renuncia ministerial, por sus poco transparentes explicaciones en relación a la aparición de su nombre entre os denominados Papeles de Panamá como titular de cuentas 'offshore'.

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Con frecuencia se suele decir que el diablo habita en los detalles, y el hecho de que la designación del exministro para el Banco Mundial se conociera en los minutos posteriores a la finalización del debate anejo a la segunda votación respecto la investidura de Mariano Rajoy, ilustra el verdadero grado de sinceridad y compromiso de este para quienes le apoyaron en esa votación, en todo un ataque de esperpento respecto a Ciudadanos y sus reiterados anuncios de exigencia en la lucha contra la corrupción y por la regeneración. El nombramiento en sí de José Manuel Soria ya da para un acalorado debate, pero lo peor vino con la explicación ofrecida sobre la decisión, donde se mostraron sin pudor las costuras de su real impostura.

Prebenda es, porque se intenta vestir de proceso selectivo transparente un destino que, sin formar parte de la estructura de los puestos de designación directa, ni siendo considerado personal del servicio exterior español, sino únicamente un representante en un organismo internacional independiente, tiene una remuneración de 226.000 dólares anuales, que triplica la percepción salarial de un ministro español; lo cual hace inevitable pensar en un más que posible 'premio' cinco meses después de su cese.

Mentiras hay falta a la verdad -- porque la argumentación dada de que la provisión de ese puesto se debía regir dentro de los procesos de promoción de los funcionarios es inexacta- y para su cobertura no existía necesidad de ser funcionario ni miembro del cuerpo de técnicos comerciales y economistas del Estado. La realidad es que se creó una seudoconvocatoria 'ad hoc', con el candidato elegido previamente, dentro del circulo de 'los propios', con el sentido patrimonialista de quien gestiona lo público como su jardín privado, montando un proceso selectivo que solo quedó en el ámbito de la apariencia, con nula credibilidad y total rechazo social.

Y en esta especie de camarote de los hermanos Marx, donde se suceden las puertas que se abren y que se cierran, la manipulación, llega a la hora de la asignación de responsabilidades, más allá de los méritos, ya acreditados, de Luis de Guindos con su capacidad para moverse en aguas turbulentas (¿Alguien puede pensar que la paternidad de la idea original le corresponde a él?), por muy buena que sea su relación con el señor Soria, titular del récord de dos dimisiones en cinco meses; simplemente los tiempos elegidos para el anuncio de la noticia demuestran que no.

Corre el rumor de que los integrantes del Gobierno en funciones de Mariano Rajoy son conocidos como 'los diez negritos', donde poco a poco va desapareciendo alguno de ellos (¿quién sabe si en las próximas semanas un nuevo 'negrito' pudiera ser amortizado?), todo para mayor loa y gloria del 'perseverante' candidato, hoy presidente en funciones.

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