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Por un Circuit reivindicativo, por los derechos del colectivo LGTB

Bandera gay.

Bandera gay. / CARLA FAJARDO

Desde mi pertenencia al colectivo LGTB, quisiera hacer una reflexión sobre estos días en los cuales se está celebrando el festival Circuit.

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Fiestas de la espuma, festivales, sexo, lujuria, drogas, diversión y cuerpos trabajados durante un año con el fin de mostrarse estos días. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?  El movimiento gay es mucho más serio. Mucha gente ha sufrido en España cárcel, torturas, rechazo, represión para que estos encuentros se queden en lo meramente frívolo. 

No olvidemos que aún a pesar de la ley del matrimonio homosexual, en muchos lugares de nuestro país hay gente que no puede vivir su sexualidad con total libertad y normalidad. Si echamos un vistazo a países lejanos y quizás no tan lejanos, todavía se siguen cometiendo auténticas tropelías contra el colectivo.

Aquí mi propuesta: hacer cada año el Circuit en un país diferente, con especial atención a aquellos en los que las personas que aman, sienten y disfrutan con personas de su mismo sexo son ultrajados, apalizados, represaliados y humillados. El fin de mi proposición no es otro que el de apoyar a millones de personas lo necesitan y dar visualización, normalización a la comunidad.

Soy consciente de que estoy dando gritos en el desierto, ya que es mucho más fácil venir a Barcelona a frivolizar, salir, beber, consumir todo tipo de productos que ponerse detrás de una pancarta en silencio, tras un manifiesto, sin algaradas, sin gritos, únicamente haciendo del acto de presencia la fuerza necesaria para lograr un cambio progresivo en la sociedad. 

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