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Políticos que tienen demasiada prisa

El ’president’ Carles Puigdemont, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, tras la cumbre por el referéndum, el pasado 23 de diciembre en la Cámara catalana.

El ’president’ Carles Puigdemont, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, tras la cumbre por el referéndum, el pasado 23 de diciembre en la Cámara catalana. / FERRAN NADEU

Estamos inmersos en una vorágine donde las cosas pasan tan deprisa que no permiten reflexionar sobre los acontecimientos ni valorar las posibilidades de futuro.  Nuestro entorno ha tomado una velocidad para la que el cerebro aún no está preparado.

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Muchas de las personas que hemos elegido democráticamente para que administren los recursos del país también están poseídas por ese torbellino que les aprieta para hacer las cosas pronto, se supone que pensando en las personas y no en las siguientes elecciones.

Ejemplo 1: Una de las causas del deterioro ambiental son las emisiones de los motores de combustión. La solución propuesta por los responsables ambientales es un calendario de prohibiciones de circulación en función de la antigüedad de los vehículos no de su estado de conservación. No se valoran los problemas en la distribución de mercancías, las personas con problemas de movilidad, taxis... Sería quizá algo más lento, aunque seguro que más eficaz, imponer a los fabricantes un calendario que contemple el incremento de la producción de vehículos con motores híbridos y eléctricos y consecuentemente un decremento de los motores de combustión. Los vehículos actuales irían desapareciendo tan deprisa como agresivo fuera el calendario a los productores. El parque de vehículos se iría renovando sin traumas.

Ejemplo 2: Con el proceso hacia la independencia de Catalunya pasa algo similar. ¿Queremos realmente la independencia? ¿No confundimos el fin (independencia) con los medios (referéndum)? El enfrentamiento con el Estado español con una población independentista consolidada que no llega al 50% es un viaje a ninguna parte. Se requiere un poco de paciencia. La ‘masa crítica’ es cada día más importante. El Estado se encarga de ello. Y cuando alcance un valor suficiente se podrá hacer un RUI o directamente una DUI y nadie lo podrá parar. Tengo la sensación de que a nuestros políticos más que la independencia les importa pasar a la Historia, aunque sea por un fracaso.

El refranero popular dice cosas como ‘sin prisa pero sin pausa’, ‘la prisa es una mala consejera’ y ‘no por mucho madrugar amanece más temprano’.

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