Perros en las playas: ¿De verdad los sucios son los animales?

No es que no apruebe la presencia de perros en la playa; en su sentido más definitorio, lo rechazo. Me cuesta comprender por qué esa decisión nos pertenece y no me siento en posición de decidir si un perro o cualquier otro animal de compañía tiene derecho a entrar en un recinto público.

Incidiendo en lo de público, ¿quién decidió que nosotros sí teníamos derecho? ¿Y que estábamos por delante de cualquier otro animal en la Tierra, como en el caso del perro?

Y ahora, quien ha conseguido que esto se tenga en cuenta siente orgullo por ello, y quien lo critica se siente con suficiente potestad para hacerlo. Estos últimos entienden que la presencia de perros acabará con los preciados momentos de tranquilidad, lectura y siesta de sus merecidas vacaciones, e incluso hablan de higiene y de lo sucios que pueden llegar a ser los animales.

Y sí, en eso no les falta razón: fue un animal quien inundó las costa de las playas de Galicia de petróleo, el que llena las playas de sangre con cazas furtivas e ilegales; es un animal el que ensucia los ríos y provoca que millones de especies mueran en el vertedero más grande de la Tierra, el mar.

Y ahora nos preocupan las heces de los perros. Sí, fue un animal el causante de todos esos desastres en las playas de nuestro país y del mundo entero, pero no, ese animal no fue el perro. Démosles un crédito ni que sea en una millonésima parte del que tenemos nosotros. Seguro que lo aprovechan mejor.