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Para sonrojo de muchos, después de Messi le tocó a Cristiano

Cristiano Ronaldo pide silencio durante un entrenamiento con Portugal.

Cristiano Ronaldo pide silencio durante un entrenamiento con Portugal. / AFP / PATRICIA DE MELO MOREIRA

Joaquim Montoliu Martínez

Fue tema de conversación en la peluquería cuando la televisión de la sala informó de que se estaba investigando a Cristiano Ronaldo por un presunto fraude a las arcas públicas cercano a los 15 millones de euros. Coincidí entonces con el peluquero -que aludía a su experiencia personal como autónomo- en atribuir gran parte de la responsabilidad, tanto en este caso como en el de Messi y otros deportistas y artistas, a personas de su entorno que le aconsejaban o asesoraban sobre cómo gestionar sus ingresos y su patrimonio.

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Cada una de estas celebridades es una gran empresa capaz de generar por sí misma una cantidad ingente de recursos. Una capacidad que también les hace vulnerables, porque exige un elevado grado de preparación gestionar adecuadamente todo el dinero que ganan. La tesitura está entre restringir drásticamente sus emolumentos para que no necesiten tener un especialista financiero y tributario a su lado, o bien aprovechar el tirón de su popularidad para multiplicar sus ingresos y quedar a expensas de profesionales que le ayuden en la gestión.

Ahora que está en ebullición el mercado de fichajes, me sorprende escuchar que "va a recibir tal cantidad neta por temporada". ¿Neta? ¿Consta en el contrato lo que va a tener que tributar por todos los conceptos? ¿También la legislación que regirá durante todo ese tiempo?

Parece que en la sentencia sobre Messi, el Tribunal Supremo ha echado en falta que el fiscal no responsabilizase a los asesores del jugador. No sé lo que va a pasar en el caso de Cristiano, porque convendría que la responsabilidad fiscal y penal no recayera exclusivamente en el deportista, sino que se extendiera a todos los que, de una manera u otra, han participado en el presunto fraude.

También sería deseable que el caso Cristiano Ronaldo sirviese para acallar y sonrojar a aquellos que, anteponiendo su forofismo deportivo o político, se han cebado vilipendiando mezquinamente a Messi -unos tienen la fama, y otros cardan la lana-. Pero probablemente peco de ingenuo.

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