Las vacaciones y la nueva revolución laboral

Vacaciones, merecidas vacaciones, esperadas vacaciones o no. Nada tiene sentido, o ¿sí? Sí, para el sistema y para los que el desenfreno, lo socialmente aceptado, el proceso, el consumismo capitalista los ha aniquilado como ser pensante.

El equilibrio necesario para no sentir dilapidar un tiempo de vida que se nos brinda con fecha de caducidad es difícil. Solo un trabajo del que te sientas orgulloso que permita creerte un privilegiado, tener un mundo interior y relacional dúctil que compense y sepa adaptarse a las frustaciones, limitaciones y emociones cambiantes de la propia existencia, te pueden hacer olvidar que el reloj de la vida avanza sin necesidad de baterías.

¿Y si fuera al revés? A veces lo es: trabajo, bendito trabajo, deseado trabajo. Para la mayoría de nosotros imprescindible, en ocasiones para algunos desesperante no disponer de él. Conceptos como la conciliación familiar, a mi entender más personal/familiar, están intentando mejorar una situación, la del mundo actual, que en pocos años dará un vuelco inimaginable.

El trabajo que exista deberá equilibrarse mejor con las vacaciones, con la vida adaptándose mejor a las diferentes etapas de la misma. La supervivencia muy superior, la mayor conciencia de conciliación y los cambios del mercado laboral futuro nos obligarán. 

No trabajaremos 40 horas semanales, probablemente no 20 días de 30, quizá si durante más años y con responsabilidades cambiantes en función de las capacidades, no de las amistades, leyes o necesidades del sistema. Las circunstancias y la conciencia de los ciudadanos así lo conseguirán, la nueva revolución laboral.

O así lo espero. Buenas vacaciones.