No nos maltratéis ni nos abandonéis

Estoy triste. No veo a mi amigo Larky. Mis amos dicen su nombre con tristeza, me miran  y me acarician. Me quieren mucho y saben que lo extraño. Soy viejo y con experiencia, y tuve mucha suerte cuando Ana y Antonio me adoptaron del refugio adonde alguien me llevó herido y abandonado. También Misi, abandonada y adoptada, con la que me llevo muy bien aunque sea una gata.

Ojalá Larky haya tenido suerte cuando sus amos lo echaron del coche. Haría como yo, correr detrás sin imaginar que se querían librar de él. Pasa todo el año, pero en verano más. ¿Para qué lo compraron, entonces? ¿Y por qué se compran animales si los refugios están abarrotados de animales grandes y pequeños? Sé que cuando llegue mi momento, mis amos estarán conmigo. Sufrirán más que yo, por el cariño que me tienen y al que he correspondido. Eso es lo que deseo para todos los animales.

Pensando en los desaprensivos, pido lo siguiente: a las tiendas, no les vendáis ningún animal si no hay garantía de que van a ser buenos amos. A los veterinarios, informad ante cualquier sospecha de mal trato o posible abandono. A los responsables municipales y gubernamentales, prohibid la cría y venta sin control. 

Un consejo que os da este animal: si os gustamos, tenednos, si no, nadie os obliga, pero no nos maltratéis ni abandonéis. Solamente los que nos quieren de verdad conocen los beneficios de nuestra compañía, ya seamos perros, gatos, caballos, aves... Cuántas depresiones evitamos, a cuanta soledad llevamos ilusión.

Socorred, por favor, a los Larky que encontréis.