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El 'modus operandi' del 3% no ha sido en España una exclusiva catalana

Mario Martín

En la comparecencia del ex muy honorable, Jordi Pujol, en el  Parlament, un veintitrés de febrero, como aquel de 1981, pero en este  caso en 2015 y dentro del marco de la comisión de investigación sobre  el fraude y la corrupción, tras haberse confesado, públicamente, como  un evasor fiscal, utilizó su famosa metáfora de “si vas segando la  rama de un árbol, al final cae toda la rama con los nidos que hay.  Pero no sólo cae esa rama, también caen las otras”. Parece evidente  que su caso personal y familiar lo identificaba como la rama de un  árbol, es decir tan sólo como la parte de un todo.

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El sucesor de Pujol como President de la Generalitat, tras los  veintitrés años en los que desempeño su poder omnímodo en CatalunyaPascual Maragall, afirmó en sede parlamentaria, el 5 de marzo de 2005,  que “el problema de CIU se llama 3%”, anticipándose varios años a todas las informaciones ahora conocidas sobre el entramado financiero  y de negocios de la familia Pujol Ferrusola.

Dos evidencias llaman la atención, por un lado que, a estas alturas,  aun no se haya tomado ninguna medida cautelar sobre Pujol ni  ningún miembro de su familia, de forma idéntica a otros casos de gran  relevancia social, como, por ejemplo, los que se ve envuelto Rato. Pero también parece claro que el “modus operandi” del 3% no ha  sido en España una exclusiva catalana, ni siquiera, presuntamente, del clan Pujol.

Las prácticas del 3%, del 5% o del 10% sobre contratos con “la  cosa pública”, están en la esencia de cientos de casos que inundan los  juzgados españoles y las investigaciones de la UCO, o de la UDEF, se  llamen Gürtel, Púnica, Pretoria, trama de los ERE’s, Bárcenas, Caso  Palau, Pallarols, Nóos, caja “B” del PP, etcétera. Y recorren toda la  geografía nacional, desde Catalunya a Andalucía, de Valencia a Madrid,  llegando también a las Baleares, afectando incluso a las más altas  instancias del Estado. Nada parece haber quedado al margen de esta  peculiar manera de entender la delgada línea roja entre el negocio  propio y el dinero de todos, que hace que hoy, más de la mitad del  tiempo de cualquier informativo de radio o televisión, esté dedicado a  la actualidad de los tribunales por causas en relación con la corrupción.

Este país está pendiente de la formación de nuevo gobierno, desde  hace casi dos meses las líneas rojas de unos y otros están llevando a  la metástasis cualquier posible acuerdo o pacto, unos se oponen a  determinada persona, otros lo condicionan todo a la convocatoria de un  referéndum y otros priorizan el mantenimiento del actual “status quo”  del Estado español. Pero el verdadero gran problema a atajar en  nuestro sistema político es la corrupción y sobre ello sería factible  encontrar un punto en común que permitiera la suma de una mayoría  suficiente para gobernar España, alejándola de “El Estado del 3%” que  ha sido durante demasiado tiempo y afrontando la necesaria  regeneración, que ya se hace imprescindible.

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