Metro: Una huelga incómoda e insolidaria

Cada lunes, como si de un recordatorio molesto se tratara, me levanto pensando en la huelga de metro y los cambios que durante el día esta huelga conlleva.

Enseguida mi condición de trabajadora me dice que "deben" de estar luchando por su dignidad y  derechos, sin embargo admito que al día de hoy todavía no se con exactitud los motivos principales, y eso es debido a una falta de información tremenda por parte del colectivo y sobre todo como llevan el pulso de dicha huelga.

Como usuaria de dicho medio de transporte, les diría que mi billete individual me cuesta 2,30 euros, el cual es de los mas altos de toda Europa. También, como usuaria habitual, les digo que soy responsable y sumisa pagadora. Me parece, por lo tanto, que deberían ustedes plantear la huelga de otro modo radicalmente distinto.

Y, si me permiten la sugerencia, abran ustedes las puertas de par en par desde primera hora de la mañana hasta su cierre de forma gratuita y verán cómo además de las puertas del metro, se abren también las puertas a sus derechos y dignidad; puesto que desde mi posición de ciudadana, aparte de las molestias sufridas, no se me ocurre que esta fórmula tenga nada que ver con mi concepto de solidaridad con el colectivo.

Supongo por otro lado que los estudiosos de la misma, sabrán a quien tiene que perjudicar o no para que la huelga sea efectiva; pero creo que el consumidor, que paga religiosamente cuanto ustedes quieren pedirle, casi estaríamos  en la posición de que se nos proporcionaran "un buen  masaje de pies" a la entrada del recinto, mas que un incomodo inútil e insolidario horario de huelga.

Y sin duda alguna, mis mejores deseos para que los trabajadores del metro consigan sus objetivos de los cuales formo parte activa cada lunes.