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Ludopatía, una adicción olvidada en las campañas de prevención

Un hombre juega en las máquinas tragaperras del Casino de Barcelona.

Un hombre juega en las máquinas tragaperras del Casino de Barcelona. / ARCHIVO / FERRAN NADEU

Iria Flavia

Todos sabemos de las consecuencias devastadoras de las drogas y el alcohol. Los medios nos muestran imágenes crudas que reflejan lo que estas sustancias ocasionan a las personas que las consumen y a los familiares que las sufren. Los paquetes de tabaco muestran imágenes escalofriantes de los efectos del tabaco en los pulmones de los fumadores y la prohibición de fumar en sitios cerrados, donde pueda afectar a terceras personas, se ha universalizado.

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¿Y el juego? ¿Por qué no se toman medidas similares con una adicción igual de dañina que el tabaco, el alcohol o las drogas? ¿Por qué nadie controla con rigor o prohíbe directamente el doblemente adictivo juego por internet?¿para cuándo una ley que prohíba las máquinas tragaperras en bares y restaurantes donde niños y adolescentes están constantemente expuestos a sus atractivos sonidos, luces y música recurrente? ¿por qué no se hacen campañas masivas que conciencien seriamente a la población de los efectos devastadores de esa enfermedad para quienes la sufren y su entorno más próximo? ¿Por qué no se utilizan medios de prevención eficaces y contundentes como los usados respecto de las otras adicciones? Solo los que hemos vivido casos de conocidos próximos que han destrozado su vida y la de sus familias, que incluso han llegado al suicidio por este problema, sabemos el alcance real de las consecuencias del juego, la ruina y el dolor inmenso que produce.

No tengo esperanza de que nadie tome medidas nunca contra este problema por las ganancias que produce tanto a los gobiernos como a las empresas privadas que lo monopolizan. Las drogas, el alcohol, el tabaco y sus efectos generan un gasto público por enfermedades derivadas, accidentes, etc. que hace que las ganancias que proporcionan no compensen dicho gasto. El juego es otra cosa, todo es beneficio neto, un ludópata no es plenamente consciente del grave problema que tiene, no lo admite, no lo asume, no acude en busca de ayuda. Lo oculta, se avergüenza y acaba quitándose de en medio sin ruido. Los poderes fácticos nos 'venden' protección pública cuando, en realidad, lo único que les importa es salvaguardar sus intereses privados. Lo de siempre.

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