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Los retrasos en Rodalies y los bailes populares

Andenes de la estación de Renfe de Passieg de Gràcia.

Andenes de la estación de Renfe de Passieg de Gràcia. / DANNY CAMINAL

Una avería entre las estaciones de El Prat y Gavà  está causando retrasos en Rodalies de más de media hora en los recorridos que salen y llegan a Barcelona por el sur. No es la primera y, al paso que vamos, no será la última.

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Pero en días como hoy tengo que agradecer a Renfe y Adif su trabajo de difusión de nuestra cultura popular.

Hoy los vagones iban totalmente abarrotados de gente, apenas nos podíamos mover, subir ha costado mucho y suerte que me he apeado en la última estación, de otra manera no hubiera podido salir.

En estas circunstancias, hemos aprendido todos a bailar el chotis y es que al intentar bajar un pasajero alejado de la puerta de salida, con sus empujes y apretones, nos ha hecho girar a todos con eje vertical, formando una coreografía digna de un baile propio de la verbena de la paloma.

De repente varios niños, que a esa hora van al colegio, literalmente enterrados por el público adulto que les circundaba, han empezado a tener falta de aire. Los  pasajeros que estaban a su lado, los han aupado uniendo sus manos con las de ellos, para que pudieran respirar en la superficie, todo ello ha formado una bellísima sardana, que ha dado un contrapunto fantástico al sensacional chotis que todavía bailaban otros.

Llegados a la parada en donde el promotor de chotis debía apearse, los pasajeros en el andén que querían subir al tren, al ver tan impresionante amasijo de personas, buscaban nerviosos una posibilidad de subir y para saber  si en el centro del vagón había sitio, realizaban saltos impresionantes que han originado la jota ferroviaria más bonita jamás bailada.

Los más aventureros del andén han decidido que sí, que podían subir y al grito de 'Si se puede' han iniciado un abordaje de los vagones ocasionando que los que bailábamos el chotis girando a derechas cambiásemos a izquierdas, que los sardanistas se empleasen a fondo para poder asegurar la respiración de los más pequeños, imprimiendo el mayor de los ritmos en su sardana. De repente desde el fondo más remoto del tren, mientras los indecisos del andén todavía bailaban jotas, analizando la posible subida, se han empezado a oír unos bellísimos compases de cante jondo, parecidos a cuando aplastan a una persona o le pisan el callo.

La puertas del tren se han cerrado, los indecisos de la jota se han quedado, algunos han conseguido acceder al tren y  sus tambaleos han creado un mestizaje increíble entre hip hop y bailes populares.

Al final, cuando hemos pisado tierra firme, los pasajeros más en forma han empezado a bailar el aurresku, baile de honor vasco y otros  no han pasado del break dance para poner todos los huesos en sus sitio otra vez. Los pequeños han resistido y el cante jondo ha dado paso a una rumba simpática que nos ha llevado a todos a nuestro trabajo, colegio o mercado.

Mañana posiblemente podamos aprender otros bailes populares.

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