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La voz del pueblo, por encima de la Constitución

Vista de la calle Aragó llena de manifestantes de la Diada.

Vista de la calle Aragó llena de manifestantes de la Diada. / FERRAN NADEU

Oigo y leo continuamente en los medios de comunicación que hacer un referéndum en Catalunya sería ilegal puesto que la Constitución del 78 así lo refleja. Una Constitución que se aprobó saltándose muchas de las leyes que por aquel entonces regían en España, impuestas por la dictadura del general Franco, que dicho sea de paso, vulneró las leyes que había jurado respetar, que como militar juró respetar hasta la última gota de su sangre y se sublevó contra sus superiores y contra la república elegida democráticamente por la mayoría de los españoles. Una Constitución que los seguidores de dicho régimen votaron en contra y que hoy son los mismos que la mantienen como si fuera sagrada e intocable, excepto si al hacerlo se amolda a estos mismos, y entonces la cambian en un plis plas.

Las leyes no son sagradas ni intocables. Hay innumerables ejemplos en el mundo de cómo gracias a saltarse las leyes se ha hecho justicia de la buena (véase Gandhi, 'apartheid' en Sudáfrica...). En democracia, lo más importante y por encima de las leyes impuestas, es la voluntad del pueblo. El pueblo de Catalunya, un pueblo con su cultura propia, su idioma propio y su idiosincrasia propia, conquistado en su día por las armas e incluido por la fuerza en España, quiere mediante un referéndum respaldado por un 80% de su población, expresarse sobre si seguir o no perteneciendo a España. Así de simple. Está en su derecho y lo está pidiendo desde hace años, y si tiene que esperar a que las leyes españolas le sean propicias, mejor que se olvide o que se salte dichas leyes (como en otras grandes citas de la historia). 

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