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La urna de Schrödinger

Mariano Rajoy y Carles Puigdemont, en el Palacio de la Moncloa en abril del 2016.

Mariano Rajoy y Carles Puigdemont, en el Palacio de la Moncloa en abril del 2016. / David Castro

Kevin Martos

Dos bandos. Eso es lo que vivo ahora mismo en Catalunya. Lo vivo en mis grupos de WhatsApp, lo vivo con muchos de mis amigos y lo vivo con algunos de mis familiares. Y es una pena porque no me siento reflejado en ninguno de esos bandos.

Lo que siento es que, en este último año, no solo se han sacrificado las posiciones intermedias en el tren del proceso, sino que además se ha tirado la lógica por la ventanilla.

Tras las últimas elecciones autonómicas que se plentearon como plebiscitarias, la mayoría de votos fueron a partidos constitucionalistas. La lógica me decía que a partir de ahí, el gobierno independentista debería desacelerar el proceso y dedicarse a ampliar su base social con más debate y más información. Me equivoqué.

En menos de un año, la Generalitat decidió que el siguiente objetivo de su agenda era un referéndum de independencia, algo que ya se había constatado no contar con una gran mayoría de 'síes'. Entonces, ¿por qué hacerlo?

Lo único que se me ocurre es que había que seguir adelante con la dinámica de enfrentamiento, quizás para conseguir sus objetivos a través de la polarización y no de la pedagogía. Peligrosa estrategia, que ha contado con la irresponsable e incendiaria actitud del gobierno español.

Porque hoy parece haber solo dos bandos, bandos que luchan por sus símbolos. El referéndum del 1-O ya no es una herramienta parcial y discutible. Ahora es un símbolo de libertad y democracia. Y los que quieren impedirlo son represores y fascistas. Un buen día para los vendedores de banderas, pero un mal día para la lógica.

A mí esto me recuerda a aquel ejercicio teórico de física del gato de Schrödinger. Aquel en el que el gato estaba encerrado en una caja en la que estaba vivo y muerto al mismo tiempo. A mí me parece que los políticos de ambos bandos nos han encerrado a todos en una urna con ellos. Y dentro de esa urna, siento que ambos bandos son demócratas y antidemócratas al mismo tiempo.

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