Kafka y 'La Metamorfosis': "Todos tenemos nuestro Gregor"

Gregor, o Gregorio para los amigos. Si el bueno de Kafka levantara la cabeza, no creo que se molestara en nacionalizar el nombre del insecto más famoso y culto de la historia  de la ficción.

¿Ficción, verdad? Sí, está claro que tiene que serlo. Eso de  levantarse un buen día por la mañana y notar que ya no eres el mismo,  que a pesar de todo, tu cuerpo no responde como tú quisieras y que las sensaciones no son iguales que las de ayer, solo puede ser una ficción. ¿Verdad?

Nunca antes un cuento tan largo como el kafkiano pudo generar tanto debate filosófico entre las carnes y entre telas de este servidor. Lo surrealista del cambio de ser de una noche para otra, manteniendo las  sensaciones de siempre, las preocupaciones de siempre y creyendo ser  el de siempre, no lo es tanto si vamos más allá de la aparente metamorfosis.

Quizá no seamos conscientes de ello, pero todos llevamos algo de  Gregor en nuestro ser. Creemos ser los de siempre, pero no es así. Pensamos que nos tratarán como si nada hubiera ocurrido, como si los  posibles cambios que pudiéramos sufrir no alteraran el comportamiento  de aquellos que son más allegados a nosotros. ¿Qué nos queda pues, ir asumiendo nuestro inexorable futuro y  comportarnos como tal? ¿O tal vez revelarnos y dejar en evidencia la  actitud de Gregor?

Mientras haya vida hay esperanza, y debemos hacer todo lo posible  para luchar contra la transformación. Pero no es lo mismo pensar cómo hacerlo mientras te tomas un café y aporreas las teclas del ordenador usando mis dedos, que intentar hacerlo debajo del sofá, con patitas y antenas, por mucha voluntad que se tenga.