Justicia social versus caridad

Vaya por delante que no estoy en contra de que se preste ayuda a la gente que la necesita, solo que pienso en ello como último recurso.

Llega la navidad y una vez más los y las ciudadanas nos vemos interpelados a participar de forma masiva, en dos fenómenos como el Gran Recapte y la Marató de TV-3, que casi coinciden en el tiempo aprovechando la coincidencia de estas fiestas cristianas que tienen una amplia tradición de caridad y de calor humano.

Me asaltan varias dudas que creo sinceramente habríamos de plantearnos seriamente.

¿Es normal que en un país, donde se evaporan 68.000 millones del Fondo de Reserva de la Seguridad Social; donde se rescatan bancos por otros 65.000 millones, autopistas deficitarias en 3.000 millones, y proyectos Castor, que no se desarrollan 1.500 millones; donde se defrauda fiscalmente más que en ningún país de la UE, donde los empresarios pagan salarios de miseria, mientras aumenta desmesuradamente su beneficio; donde un ejecutivo del Ibex cobra 112 veces más que la media de la plantilla; donde las familias aportan al Estado el 84% y las empresas apenas el 16% sin que se haga una reforma fiscal; o donde se pagan al año 35.000 millones por los intereses de la deuda. ¿Y todo esto está pasando sin que absolutamente nadie dimita por ello, ni se exijan cuentas y responsabilidades, ni jurídicas ni políticas?

En mi modesta opinión, mientras no solucionemos estas cosas no solucionaremos nada, ni con la Marató, ni con Grants Recaptes. Claro que también es posible que haya muchos intereses alrededor de estos signos de caridad cristiana para que todo siga igual, pues a algunos sin duda ya los va muy bien con ello.

La justicia social siempre ha de estar antes que la caridad.