Hospital del Vall d'Hebron: Esperar 15 horas después del parto para tener una habitación

El 14 de marzo es uno de los días más felices para mi mujer y para mí. Sin embargo, el hospital de Vall d’Hebron, al cual teniamos en muy buena consideración, nos ha dejado una impresión que deja mucho que desear.

Entramos de parto el domingo sobre las nueve de la noche. Nos atendieron rápido, la epidural en poco tiempo y el trato, en general, correcto y profesional.

Para nuestra sorpresa, una vez nacida nuestra hija sobre la una de la madrugada, nos informaron de que no había camas libres en planta y que había que esperar a que dieran un alta para tener una habitación.

Lo curioso es que todas las pacientes de los paritorios estaban en la misma situación. Un enfermero nos recomendó poner una queja en admisiones para que abrieran una planta vacía llena de camas que, debido a los recortes, permanece cerrada. Había pacientes esperando cama para dar a luz mientras esas camas estaban ocupadas por mujeres en disposición de subir a planta.

A las 12 horas, nos dijeron que había una habitación, pero en diez minutos se la dieron a otra paciente. A las 15 horas, después de dormir dos horas en el suelo del paritorio porque era lo más cercano a una superficie de descanso, nos dieron una habitación porque una paciente precisaba una operación urgente ya que había perdido el hijo que esperaba. Eso sí, una habitación con una paciente a la que acompaban diez personas que gritaban y daban golpes a las diez de la noche, con mi mujer convaleciente y sin haber dormido en 48 horas.