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En mi opinión, para que existiera margen de acuerdo político, Mariano Rajoy tendría que hacer lo que ni quiere ni puede, que es permitir una consulta, referéndum o lo que sea, a los catalanes. Por otro lado, también podría haberlo si el Artur Mas hiciera lo que, aunque pueda, no debe, que es renunciar a que Catalunya sea consultada. El problema de Rajoy es que, pese a la ventaja que le proporciona el hecho de que dos respuestas a la consulta acordada en el Parlament impliquen el 'no' a la independencia (es decir, tiene un 66% de probabilidades de impedirla), tanto su propia posición hasta ahora de cara a los suyos como la presión mediática y las voces de su propio partido y de otros desde otros territorios hacen imposible que ceda un milímetro ante las demandas catalanas. Debido a esto, la resolución del conflicto por medio de una 'tercera vía' parece a todas luces inviable. Por su parte, Artur Mas tiene un compromiso con la sociedad catalana, que no sólo pide en gran parte un cambio del 'statu quo', sino que exige tener voz y voto sobre dicho cambio, por lo que un pacto entre Gobiernos a la antigua usanza también es inviable, aunque insisto en que dudo de que Rajoy tenga margen político ni siquiera para esto. No nos engañemos, solo hay que escuchar las declaraciones de los presidentes de Extremadura o Andalucía para darse cuenta de que esto tiene poco que ver con la unidad de una supuesta nación y mucho con la distribución territorial. El argumento económico es tan importante en España como en Catalunya, si no más.