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El azar como ideal

Ruleta de casino

Ruleta de casino

Mario Martín

Un padre y su hijo, todavía en edad infantil, se disponen a contemplar por televisión un partido de fútbol de su equipo preferido. Algo tan inocente como esta escena, repetida cientos de miles de veces en toda España es el terreno elegido para que el mundo de las apuestas deportivas haga diana de su márketing en su propio hogar, sí, en el de usted. Será igual el canal que haya elegido, y lo mismo sucederá al seleccionar una emisora de radio; el mayor sponsor de todas ellas a la hora de las retransmisiones de sus eventos deportivos será una empresa de apuestas (Bet365, Betwin, Betfair, Paf, Unibet, Interwetten, Sportium, 888Sport, Wanabet, Bet-at-home, William Hill...), e incluso varios clubes de fútbol tienen como patrocinador principal a una casa de apuestas.

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¿La ley del mercado debe ser el único criterio de los anuncios publicitarios en los medios de comunicación? No hace demasiados años (1997), un vicepresidente primero del Gobierno (Álvarez Cascos) defendió el argumento del interés general para que los principales eventos deportivos llegaran a todos los ciudadanos en retransmisiones en abierto y, desde entonces, esos espectáculos se han convertido en soporte del negocio de las apuestas deportivas, tanto en las retransmisiones codificadas como en en abierto, sean los espectadores adultos, jóvenes, adolescentes o niños, la gran mayoría de ellos con un 'smartphone' en sus manos, a través del que caer en la tentación del juego, aceptando los bonos de primera apuesta que cualquiera de esas casas de apuestas utilizan para ganar clientes para sus plataformas.

El juego, el azar, la posibilidad de rápidas ganancias y el corto plazo son lo contrario a los valores sobre la que se debe construir nuestra sociedad, y sobre todo la del futuro de nuestros hijos donde el talento, el esfuerzo, la constancia, la meritocracia y la visión del largo plazo deben ser los pilares en los enfocar su formación y educación.

Las empresas dedicadas a los juegos de azar y apuestas, desde la reforma impulsada por el PP en el año 2011 han disparado su facturación hasta los 35.000 millones de euros en el 2016, con crecimientos cercanos al 30% en los dos últimos años, de los cuales más de 10.000 millones correspondieron a facturación 'on line', alcanzando un 3,1% del PIB español, con la contrapartida de que entre el 4% y el 6% de la población española ha mostrado problemas con los juegos de azar. Esto significa que hay una ciudadanía afectada de entre dos y tres millones de personas en España por esta patología, de los que 1.380.000 jugadores lo son 'en linea', 100.000 más que hace un año, con el agravante de que hoy el nuevo ludópata tiene 20 años y está enganchado a las apuestas deportivas.

Es paradójico que, en España, mientras en las cajetillas de tabaco aparece, por Ley, la leyenda "fumar mata" (y es verdad), se promueva la adicción al juego y a las apuestas deportivas sin ninguna restricción con costosas campañas de publicidad y promoción en las que rostros famosos, desde deportistas de éxito a actores o reconocidos periodistas, sirven de ganchos para captar nuevos adictos al juego, fomentando la cultura de la rápida ganancia e idealizando la fortuna de ruleta. Pero, como enunció Ovidio: "para no perder, el jugador no cesa nunca de perder".

Para ganar en la vida no hay atajos. El camino siempre pasa por el esfuerzo, la constancia, la perseverancia, la meritocracia, el estudio y el talento, un país o un gobierno, que apuesta por el juego es para desconfiar porque en ese negocio quien lo organiza es el único que gana.

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