Fomentar el lenguaje positivo para la autoestima de pequeños y mayores

El modo como usamos el lenguaje incide de forma positiva o negativa no solo en la educación de los niños y adolescentes, sino también en nuestras relaciones interpersonales. Respecto a la educación, existe la tendencia de padres y educadores de usar un lenguaje que se centra en lo negativo como medida correctora. Es un lenguaje que impide que los niños desarrollen la autoestima, ya que se sienten poco valorados, incluso maltratados psicológicamente. Pongo este ejemplo: "¡Otra vez has hecho eso mal, eres incapaz de hacerlo bien!", en vez de: "Intenta hacerlo otra vez, ya verás como eres capaz de mejorarlo". Otras expresiones de carácter positivo son aquellas que realzan lo que han hecho bien, como "¡Qué bien te has comportado, te mereces un beso!", "¡Muy bien por compartir tu juguete con tu amigo!".

Tenemos tendencia a centrarnos en lo negativo para corregir y caemos en lo que los expertos denominan 'profecías autocumplidas': "No vas a ser capaz", "Eres un pesado"... El niño, efectivamente, termina por no ser capaz y ser un pesado. Un buen educador sabe potenciar la autoestima de los niños, elogiando los pequeños progresos y esfuerzos realizados; para ello debe usar un lenguaje positivo, hacer que el niño se sienta valorado por lo que es, por lo que siente y por lo que hace.

La autoestima es fundamental para el desarrollo personal del niño, del adolescente y del adulto. El mejor instrumento para conseguir que otra persona desarrolle su autoestima, sea niño o adulto, es emplear el lenguaje positivo. Vivimos en una sociedad poco proclive a usar el lenguaje positivo hacia los otros, como bien expresa la frase "regalarle los oídos a los demás". A todos nos gusta que las personas que nos conocen valoren nuestras aficiones, nuestras actividades o nuestras ideas. No solo nos sentimos bien sino que refuerzan nuestra autoestima.