El fango afgano

Desde el siglo XIX las tierras del Hindukush, Afganistán y Asia Central en general han acostumbrado a comerse a los imperios que se adentraban en sus dominios. La Rusia zarista y el Imperio Británico establecieron Afganistán como zona colchón entra ambas zonas de influencia. En la guerra fría el legendario Ahmed Sha Masud, líder tayiko, jefe de la Alianza del Norte, combatió exitosamente a los soviéticos y  posteriormente a los talibanes para morir asesinado el día previo al 11-S, quizá como regalo por parte de Ben Laden a sus anfitriones talibanes.

EEUU ha decidido no cometer el error de Iraq, retirarse dejando a su paso la desolación y el caos, por miedo a que acabe siendo un califato islámico al igual que el que se instauro en Siria e Iraq. La demografía se debe tener en cuenta, casi 6 hijos de media tienen los afganos, aunque la población que respalda a los talibanes son tribus pastunes, no dejan de ser la mayoría. La oposición tayika, uzbeka y hazara( chiitas) es respalda por Occidente e Irán, otro escenario donde EEUU coopera con Irán con la boca pequeña.

Trump ha hecho bien en acusar a Pakistán de ser el culpable, las autoridades pakistaníes colaboran con los talibanes. Pero se olvido de mencionar a los saudíes, banqueros de los talibán y de otros movimientos wahabitas terroristas. O EEUU corta la financiación saudí y el abastecimiento de los pastunes que están al otro lado de la frontera afgana, o a la larga perderá la guerra. Una población joven, pobre y cada vez más fanática garantizan el relevo en las bajas que tengan los talibanes. Hay que atacar las bases pastunes en Pakistán y su financiación económica y espiritual, solo de esta forma podrá retirarse de Afganistán dignamente EEUU.