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'Estelades' en el balcón: ¿provocación o libertad de expresión?

He estado viviendo y trabajando en una cultura anglosajona durante casi 4 años. Concretamente en Sídney, una ciudad donde el respeto existe por encima de todo, es una ciudad limpia y tienen muy buen clima. Como, en Barcelona, mi ciudad. Cómo la he echado de menos. Y ahora que estoy aquí quiero salir corriendo.

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Vivo en Gràcia, un pueblecito con edificios antiquísimos, es justo la parte de la ciudad que más echaba de menos estando en Sídney porque los australianos no tienen estos edificios de fincas regias, antiguas y elegantes.

¿Dónde se ha ido esta elegancia? Paseo por las calles de Gràcia y me encuentro con edificios cuyas fachadas están llenas de banderas. Da igual qué banderas, se trata de expresar una opinión y colgar una ideología en el balcón sin respetar la estética de la fachada, la estética de ese barrio.  Me recuerda a la Barceloneta, con ropa colgada de los balcones por la falta de espacio en el piso. 

Además, me pasó una cosa muy extraña relacionada con la convivencia vecinal. Al tener esta sorpresa de tanta gente independentista colgando su ideología en el balcón, a mi vuelta de Australia un día comenté esto mismo con mi vecino Eduardo, explicándole además que estaba perpleja de a lo que destinan los políticos catalanes el dinero todavía. Después de toda la crisis y la falta de empleo para jóvenes.

También le comenté al vecino que, en cambio, los que somos catalanes de toda la vida y nos sentimos catalanes como yo (sin ser independentistas) no colgamos nuestra ideología en la ventana; también hay muchos otros independentistas que no la cuelgan y esto no significa que no tengamos opinión, pero sí somos respetuosos.

Acto seguido, tras tener esta conversación con el vecino, su marido Jorge cuelga una bandera independentista en su balcón y de esta manera me recuerdan que, a parte de ser independentistas, son personas a las que les da igual el vecino. En el sentido literal y figurado.

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