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Entrenadores que no pisan el terreno de juego

GRA082 MADRID,9/3/2013.- El segundo entrenador del Real Madrid, Aitor Karanka, durante  la rueda de prensa que ofreció hoy en la Ciudad Deportiva de Valdebebas tras el entrenamiento de los jugadores de la primera plantilla del equipo que mañana se enfrentan al Celta de Vigo en partido de liga. EFE/Luca Piergiovanni

GRA082 MADRID,9/3/2013.- El segundo entrenador del Real Madrid, Aitor Karanka, durante la rueda de prensa que ofreció hoy en la Ciudad Deportiva de Valdebebas tras el entrenamiento de los jugadores de la primera plantilla del equipo que mañana se enfrentan al Celta de Vigo en partido de liga. EFE/Luca Piergiovanni / Luca Piergiovanni (EFE)

Están presentes en la mayoría de los clubs, diría que en todos, aunque su hábitat natural es el ámbito formativo. Su perfil es de directivo ‘sabio’, un entrenador en potencia, no pisan el terreno de juego ni se sientan en el banquillo pero no paran de opinar sobre tácticas, alineaciones y decisiones tomadas por los entrenadores.

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Suelen hacerlo en la retaguardia -la valentía no suele ser una cualidad que les distinga-, se postulan como expertos conocedores de todo lo que ignoran, son de sonrisa fácil y de estrechar manos, lo mismo te hacen una alineación que un traje, se recrean en soluciones para hechos consumados, se guardan de mojarse bajo el paraguas del cinismo, manejan datos, estadísticas y recopilaciones de papel mojado.

Exhibicionistas con el disfraz de la falsa modestia, pero su locuacidad les delata, se erigen en portavoces de lo oscuro y de los consejos sensatos. Se ofrecen sutilmente como humildes colaboradores de los técnicos, ven pocos pros y se recrean en los contras. De las victorias se sienten cómplices y de las derrotas son cantautores del "ya lo anuncié yo".

No aspiran a entrenar, se conformarían con ser serviles ‘karankas’ que todo lo hacen por "amor al club" y son capaces de llorar por la marcha de un entrenador con las lágrimas cayéndole sobre el arma ejecutora. En ocasiones se da la casual e intrascendente coincidencia de que algún hijo suyo juega en el club. Tienen minoritario público adicto porque se declaran poseedores de información confidencial que convierten indiscretamente en pública.

Pobrecitos  ‘karankas’, meros esclavos del hábito, que repiten cada día los mismos trayectos.

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