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Enferma por el 'procés'

Un mar de banderas españolas durante la marcha de los no Independentistas

Un mar de banderas españolas durante la marcha de los no Independentistas / AFP

Había conseguido tomar menos paroxetina, media pastilla menos. A mitad del mes de junio decidí que me encontraba bien y era el momento oportuno. Julio pasó entre la playa los fines de semana y los planes para el viaje. En agosto hicimos las maletas y tomamos rumbo a las casas rurales. Pero todo lo bueno se acaba pronto.

Regresamos de las vacaciones y con nosotros, como con todos los afortunados que pudimos desconectar, regresó también el proceso independentista. Los meses de verano tenía la mente ocupada en qué ver y qué fotografiar, si llevarme de recuerdo algún dulce o embutidos caseros. El problema más grave de solventar era el calor insoportable. Que no era ni grave, ni tan siquiera un problema.

Puedo afirmar, por experiencia propia, que la inestabilidad política y todo lo que está pasando en Catalunya me está afectando y ahora tomo más medicación. Hace aproximadamente un mes tuve que volver a las dos pastillas.

Tanto la psicóloga como la psiquiatra me han aconsejado lo mismo, como es algo que tú no puedes controlar, lo mejor es no pensar en ello y distraerte con otras cosas. Incluso el terapeuta del Clínico me casi ordenó que solo pensara en mí y  en encontrarme bien, y de lo otro que no me preocupara lo más mínimo.

También me ha subido la ansiedad y en consecuencia los gramos de lorazepam.

Es cierto que los silenciados hemos salido por fin de la sombra. Yo misma no puedo creer el menosprecio al que nos han sometido y no salgo de mi asombro. No sabía hasta hace poco que no se podía decir que no eras independentista.

Por si no tenía bastante con mis problemas psicológicos, otra preocupación más.

  

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