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DUI: historia de un naufragio

Carles Puigdemont, en el Centro de Prensa de Bruselas, junto a varios ’exconsellers’ el pasado 31 de octubre.

Carles Puigdemont, en el Centro de Prensa de Bruselas, junto a varios ’exconsellers’ el pasado 31 de octubre. / OLIVIER MATTHYS (AP)

En la historia de los grandes naufragios hay dos casos muy dispares. En una noche sin luna, el Titanic chocó contra un iceberg, que vagaba mucho más al sur de lo que es habitual. Como no podía ser de otra manera, su capitán decidió ser el último en abandonar la nave. Se hundió con ella.

En el caso de la DUI, su capitán y algunos oficiales fueron los únicos en meterse en un bote salvavidas. Unos observadores dicen que hacía muchos meses que veía venir el iceberg. Otros, que su plan era precisamente chocar contra él. En cualquier caso, se podría dar la carambola de que los oficiales que no quisieron abandonar la nave a su suerte acabaran juzgados por sedición y/o rebelión y el capitán, solo por corrupción y/o malversación de fondos.

Un buen abogado a mil euros la hora podría tener más peso que todos los usos y reglamentos marítimos juntos.

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