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Domènech, una posibilidad hacia el pacto

Xavier Domènech.

Xavier Domènech.

Imagino el día 17 de enero, durante la constitución del Parlament de Catalunya, a los periodistas boquiabiertos ante la elección por amplio margen de Xavier Domènech como presidente de la Cámara. Una fuerza en retroceso electoral, pero una fuerza diversa y porosa, incapaz de representar a unionistas o independentistas, y a la vez con un electorado compuesto por ambos (en muy diferente proporción, aproximadamente el 30% votaría por la independencia en un referéndum frente al 55% que votaría no). La presidencia de Domènech, reflejaría en la mesa del Parlament las dos mayorías que estas elecciones han dado, por un lado una mayoría por el derecho a decidir y por otro una mayoría no independentista. Esta presidencia podría suponer un cambio en la lógica del debate, un paso a la negociación. Por ello, mi imaginación sigue volando, imaginando que esta candidatura obtiene el apoyo de ERC Ciudadanos, precisamente porque al representar a estas dos mayorías comparte algo con ambas fuerza y es un buen comienzo para la negociación. Por otro lado este cambio, una  muestra de moderación por todas las partes, permite la posibilidad de una pequeña victoria a cada bloque. Ciudadanos consigue una interpretación rigurosa del reglamento del Parlament, y por lo tanto impide la investidura 'por skype' de Puigdemont. La probable coalición entre ERC y JxCat gana la posibilidad de un nuevo socio para gobernar, pudiendo alejarse del radicalismo y la estrategia unilateral de las CUP.

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Evidentemente, en esta estrategia, que posiblemente sea un paso hacia la moderación y el diálogo, todos ganan y todos pierden, unos y otros reconocerían así la necesidad del diálogo real, abandonando unos la estrategia unilateral y otros de los juzgados como solución al problema político. Ciudadanos tendría que renunciar a su aspiración a presidir el Parlament como símbolo de su victoria electoral, aunque conseguiría arrebatar esta presidencia a los independentistas. ERC sería posiblemente la fuerza más damnificada pues tendría que sacrificar un puesto en la mesa del Parlament y por lo tanto renunciar a la mayoría independentista en esta, pero abre la posibilidad de un dialogo con España y un cambio de estrategia a largo plazo. En Comú sin embargo perdería su liderazgo político y su capacidad de situarse de forma clara en el panorama catalán, pero Domènech ganaría presencia y sus diputados podrían tener un papel clave en la negociación y en la constitución de mayorías. Esta posición de mediador es también a la que aspira el PSC de Iceta, pero su voto al 155 ha quemado esos puentes.

Este artículo, a mi pesar, no supone una previsión de lo que pasará, es un relato de política ficción, pero creo que supondría un paso adelante hacia la solución del problema. Tenemos que ser conscientes que para un cambio político, de la dimensión de la independencia es necesaria una amplia mayoría, no un 50% ni un 55% sino un 70%, no sería deseable que una minoría amplia, de un 49-40% puede imponer el inmovilismo, pero este hecho también se da en dirección contraria. Una mayoría no independentista que no llega al 52% no puede imponer a la minoría independentista de más del 48% el inmovilismo. Estos resultados obligan a un cambio a una solución pactada, un nuevo modelo territorial que consiga el apoyo mayoritario del Parlament y de la sociedad catalana. La apuesta por Domènech es la apuesta por el federalismo (asimétrico, un reconocimiento especifico a Catalunya y sus diferencias), una posibilidad de consenso en la que ningún partido gana ni pierde.

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