Dogmas y confusión

Creo que para iniciar cualquier diálogo las partes deben primero procurar ponerse de acuerdo sobre el significado de los conceptos que se van a poner sobre la mesa. Para ello necesitan la ayuda, la mediación, de profesionales neutrales.

Por ejemplo, si finalmente se aborda la reforma de la Constitución, imagino que sería muy útil que expertos en diferentes ámbitos científicos elaboraran previamente un informe que arrojara el máximo posible de luz sobre conceptos tales como Estado, nación, nación de Estados, Estado de naciones, nación de naciones, Estado de Estados, naciones sin Estado, Estados sin nación, etc. Informe muy útil también para la opinión pública ya que con él podríamos juzgar si se trata de un diálogo real o un denigrante intercambio de golpes bajos, mentiras y dogmas.  Ese segundo escenario no es para lo que elegimos y pagamos a nuestros representantes políticos. 

Creo que ésta es mi opinión. Digo “creo” porque me pregunto cada vez más a menudo si, con tantas cosas que están pasando, tan deprisa que no nos da tiempo de digerirlas, alguien tiene todavía fe en que dispone de una opinión propia.