La dignidad de los refugiados ante la indigna Europa

Una vida marcada por las runas de una ciudad bombardeada, por las balas y las duras condiciones de una noche en el Mediterráneo con una barca hinchable y de la muerte de muchas personas por el camino. Estas son algunas de las desgracias que pasan miles de personas diariamente en busca de una vida digna, de alejarse de una guerra que los ha dejado sin hogar. Y la 'Europa de los derechos' contesta con muros, fronteras, concertinas y lágrimas de cocodrilo; mientras predica que hay que acoger, endurece las condiciones de los Centros de Internación de Extranjeros, fomenta las deportaciones en caliente y masivas, y trata los migrantes que huyen de la guerra como mercancía poniéndole el precio de 6.000 millones de euros.

Personas que huyen de la miseria que supone una guerra, y se topan con las fronteras que les han impuesto unos mandatarios inhumanos, con discursos islamófobos y racistas. Ante esto, la sociedad europea se ha manifestado a favor de acoger.

Ante esta voluntad de acoger, ¿Seguiremos tratando a los migrantes como delincuentes? ¿Seguiremos negando un presente digno a tantas personas? De las respuestas dependerá construir un futuro basado en la solidaridad y solucionar la lacra más grande que vivimos actualmente o perpetuar un modelo racista e inhumano que condena a miles de niños, mujeres y hombres a morir en el mar.