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Carta de nueve familias de víctimas del Yak-42

14 años sin ti, 14 años han hecho falta para que admitieran que vuestras vidas no se apagaron por un mísero accidente, sino que por la negligencia de unos cuantos fueron arrebatadas 75 vidas. Tú y tus compañeros, que solo luchabais por una bandera que se encargó únicamente de tapar mentiras, ataúdes con tres pies y una misma necropsia para 62 personas. Mera mercancía y un estorbo eso fue vuestra/nuestra tragedia, eso fuisteis para este Gobierno, para unos cuantos impresentables que destrozaron nuestras vidas llenándolas de mentiras, quitándonos lo que más queríamos: nuestro hermano, nuestro padre, nuestro hijo, nuestro marido, nuestro amigo.

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Nos han obligado a crecer con rabia, con la rabia de ver como una parte de nosotros murió aquel 26 de mayo en un maldito avión que nunca debió de haber volado, nos han obligado a vivir con el Yak 42 como apellido, con el Yak 42 estrellándose cada maldita madrugada en nuestras vidas, con la palabra injusticia tatuada en cada maldito rincón de nuestra vida y  les ha dado igual, les ha dado igual destrozar vidas, romper familias, les ha dado igual repartir ataúdes como si fuesen sobres, al azar, como a ellos les gusta, por detrás. Les ha dado igual hacernos esperar 14 años para admitir una verdad que gritamos desde el primer momento. Nos llamaron locos, tacharon nuestro comportamiento de vergonzoso para nuestros familiares muertos, asesinados por ellos, los mismos que firmaban cartas amenazantes cada día para hacernos callar y que no siguiésemos destapando su basura.

Y ahora firman una resolución diciendo que está bien, que nunca debió despegar aquel avión, que fue su maldita negligencia lo que acabó con vuestras/nuestras vidas. Gracias, por tardar 14 años en admitir algo que pudieron hacer el primer día… No lo entenderé jamás. Al igual que jamás entenderé cómo la vergüenza se disfraza de justicia y son capaces de firmar una resolución vacía, una resolución que afirma que son ustedes y los anteriores, todos, responsables de nuestra tragedia pero que nadie pagará por ello. ¿Justicia? ¿Qué justicia?

Por eso, no vamos a rendirnos, tenemos toda nuestra vida para luchar por la que arrebataron a los nuestros, no lo olviden, nosotros no olvidaremos lo que nos han hecho. Jamás. Porque ustedes, señores, me han obligado a vivir sin la risa de mi hermano, sin sus paseos de la mano, sin que me volviese a recoger del colegio, sin verme crecer, sin sentirse orgulloso de mí; ustedes me han reventado la vida y me han obligado a vivir sin él, sin mi hermano mayor. Igual que obligaron a hijos a crecer sin sus padres, a viudas a perder al amor de su vida, a padres a no ver a su hijo nunca más, de la manera más injusta, disfrazando de accidente la mayor vergüenza de este país mientras se ahorraban unos cientos de miles de euros, que es lo que hubiese costado traer a los nuestros a casa de una manera digna, como merecían aquellos que juraron dar su vida por la bandera que tapó las peores mentiras.

14 años, 14 años sin ti, hermano, padre, hijo, marido, no dejaremos de luchar. Nunca, hasta que obtengamos el resarcimiento de una justicia digna y real para los nuestros, con los culpables donde tengan que estar, pero pagando por las vidas que arrebataron en consecuencia de sus negligencias.

Este comunicado lo firma: Sara García Díaz, hermana del cabo David García Díaz,  la viuda e hijos del Comandante José Manuel Ripollés Barros, la familia del Comandante Antonio Novo Ferreiro, Hermanos y los amigos del Cabo 1º Vicente Agulló Canda, el hermano del Teniente David Arribas Cristóbal, la familia del Comandante José Antonio Fernández Martínez, del Sargento 1º José Luís Moreno Murcia, del Brigada Francisco Moro Aller y del Comandante Felipe Antonio Perla Muedra

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